El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha aceptado la tregua unilateral propuesta por su homólogo ruso, Vladímir Putin, vigente hasta el 20 de abril de 2025. Esta tregua, anunciada por Moscú como un gesto humanitario ante la creciente presión internacional, busca un cese temporal de hostilidades en regiones clave como Donetsk y Jersón. Zelenski, aunque escéptico ante las intenciones del Kremlin, señaló que cualquier pausa en el conflicto puede salvar vidas civiles y permitir la entrega de ayuda humanitaria en zonas afectadas por los combates.
No obstante, el mandatario ucraniano ha propuesto ampliar la tregua más allá del plazo anunciado por Rusia, con el fin de abrir una ventana de diálogo que permita avanzar hacia un alto al fuego más duradero. Zelenski instó a la comunidad internacional, especialmente a mediadores como Turquía y Naciones Unidas, a presionar al gobierno ruso para que considere una extensión formal del acuerdo. Según el líder ucraniano, la única vía sostenible para la paz es el respeto a la soberanía territorial de Ucrania y el retiro total de las fuerzas rusas.
Mientras tanto, en el frente de batalla se han reportado disminuciones significativas en la actividad militar, aunque algunos comandantes ucranianos denuncian que las tropas rusas siguen realizando movimientos estratégicos bajo el paraguas de la tregua. Expertos advierten que, si bien estos acuerdos temporales pueden reducir momentáneamente el sufrimiento civil, sin voluntad política genuina de ambas partes, la violencia podría reanudarse con igual o mayor intensidad. La población ucraniana, por su parte, observa con esperanza y cautela cada paso hacia una posible desescalada.




