El 19 de enero de 2025, Fabio Alexander Lara fue asesinado a tiros en el sector de Gamboa, Buenaventura. Aunque los vecinos intentaron llevarlo al puesto de salud del barrio La Independencia, murió antes de recibir atención médica. Este homicidio refleja una creciente ola de violencia que golpea al municipio. Los habitantes, atemorizados, denuncian el aumento de la inseguridad que mantiene a la comunidad en constante zozobra.
La situación de violencia se ha intensificado con dos homicidios en diferentes sectores de la ciudad. Aquí tienes una versión más directa y fluida:
En el barrio Antonio Nariño, Janer David Vázquez, de 20 años, fue asesinado. Horas más tarde, en Baja Mar, Jhon Eduar Angulo, alias ‘Papachina’, de 22 años, también perdió la vida. La violencia continuó el domingo 19 de enero, cuando en la mañana fue asesinado David Alexander Advíncula, de 24 años, en la calle Candamo. Más tarde, ese mismo día, se registró el homicidio de Fabio Alexander Lara en Gamboa. En un lapso de 48 horas, Buenaventura sumó cuatro asesinatos relacionados con luchas territoriales entre pandillas. La comunidad, atemorizada, ve cómo la delincuencia y la falta de control estatal continúan cobrando vidas jóvenes. Los habitantes de Buenaventura expresan su indignación y frustración frente a la violencia que afecta especialmente a los jóvenes de sectores vulnerables.
Comunidad
“Ellos se matan mientras sus cabecillas se dan la gran vida”, comentó un residente, reflejando el sentimiento colectivo. Según la comunidad, estas disputas están vinculadas al narcotráfico y otras actividades ilegales que prosperan en medio de la pobreza. Los líderes comunitarios advierten que la falta de acceso a estudios y trabajo empuja a muchos jóvenes a caer en las redes de las pandillas “Si los jóvenes tuvieran acceso a educación de calidad y empleos, estas pandillas no tendrían tanto poder sobre ellos”, agregó.
Violencia
De acuerdo con la comunidad, sectores como Gamboa, Baja Mar, Antonio Nariño y calle Candamo necesitan programas específicos que reduzcan la incidencia de homicidios y frenen el avance de las pandillas. Sin embargo, los habitantes temen que la falta de voluntad política y la corrupción perpetúen este ciclo de violencia que ha marcado a la región, mientras tanto, las familias de las víctimas y la comunidad en general enfrentan el temor de que la situación empeore.
Asimismo, la comunidad clama por respuestas inmediatas de las autoridades. Además de exigir mayor presencia de la fuerza pública. Consideran que las intervenciones deben ir más allá de operativos policiales y enfocarse en fortalecer el tejido social, con estrategias que incluyan educación, cultura y desarrollo económico en los barrios más afectados por la criminalidad.





