Miguel Roa Iregui, reconocido como uno de los más grandes exponentes del arte en los Llanos, dejó una huella imborrable en la escultura pública de la región. Su obra más representativa, El Obelisco del Alto de Menegua, cumplió 32 años como un referente turístico y cultural en el departamento, destacándose por su imponente presencia en el centro del país.
Regional
Desde sus inicios, Roa Iregui concibió la escultura como un deber del artista hacia el espacio público, una forma de rendir homenaje a la identidad regional. Su taller se especializó en la escultura, trabajando con materiales metálicos industriales y fibra de vidrio, aunque también rescataba elementos naturales, como la madera talada, para transformarlos en piezas armónicas con un diseño contemporáneo.
El Obelisco del Alto de Menegua se convirtió en un símbolo del paisaje llanero. Sus cuatro caras exhiben representaciones en terracota que emergen en relieve, evocando las diferentes formas y tradiciones del Llano. Para Roa Iregui, este monumento no solo era una obra de arte, sino una expresión de su compromiso con la cultura y la naturaleza.
Convencido de la importancia de crear un lenguaje propio en el arte, el maestro buscó plasmar en cada una de sus creaciones la esencia de su entorno. Su legado continúa inspirando a nuevas generaciones de artistas, consolidando su lugar como un referente del arte llanero.

