Militares robaban armas del batallón en Villavicencio para venderlas a estructuras criminales
Redacción Extra
La fiscalía general de la Nación, a través de la Dirección Especializada contra las Organizaciones Criminales, ha dado un golpe al crimen organizado con el descubrimiento de un entramado delictivo que involucra a integrantes y exintegrantes del Ejército Nacional, presuntamente dedicados al tráfico de armas de fuego y accesorios para grupos armados ilegales.
Involucrados
Tras una serie de diligencias realizadas en varias ciudades del país las autoridades lograron capturar a varios miembros del Ejército, tanto activos como retirados. Entre los detenidos se encuentran los sargentos activos Raúl Becerra, Luis Buitrago y Anderson Sánchez, así como los sargentos en retiro César Ramírez, James Valencia y Mauricio Fagua Quiroz.
Estas personas fueron presentadas ante un juez de control de garantías en audiencias concentradas, donde se les imputaron los delitos de concierto para delinquir agravado, y fabricación, tráfico y porte de armas, municiones de uso restringido, de uso privativo de las Fuerzas Armadas o explosivos. La Fiscalía sostiene que los procesados habrían formado parte de una red criminal encargada de sustraer armas y sus partes de las instalaciones militares para ser vendidas a grupos armados ilegales.
Investigación
Las investigaciones, lideradas por el Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) con el apoyo del Ejército Nacional, han revelado detalles sobre cómo se operaba la red. Según la Fiscalía, los detenidos habrían aprovechado sus cargos y funciones dentro de las Fuerzas Armadas para extraer accesorios y partes de armas de fuego de varios fuertes militares del país. Estos incluyen el Fuerte Militar de Tolemaida (Cundinamarca), el Fuerte Militar de Larandia (Caquetá), el Batallón de Infantería Aerotransportado No. 20 «General Serviez» en Villavicencio (Meta), y el almacén de Indumil de la Seccional Caquetá.
Al parecer, los elementos sustraídos eran entregados a contactos externos, quienes se encargaban de ensamblar fusiles y otras armas de fuego utilizando las partes robadas. Estos fusiles, municiones y explosivos eran luego vendidos a diferentes estructuras criminales, que los utilizaban para fortalecer su capacidad bélica y llevar a cabo sus actividades ilícitas.
El accionar delictivo de esta red subraya la necesidad de reforzar los mecanismos de control y supervisión dentro de las fuerzas armadas, con el fin de evitar que se sigan cometiendo este tipo de delitos.




