Villavicencio: Desesperados en Hacaritama por altos niveles de ruido

Miguel Herrera, denuncia que la apertura de un establecimiento comercial trajo problemas en su comunidad.
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Los habitantes de varios barrios en Villavicencio, enfrentan una problemática de convivencia y salud pública causada por el alto volumen y los disturbios que genera un establecimiento nocturno ubicado en el sector de Hacaritama. La comunidad, liderada por representantes como Miguel Herrera, Adriana María Espinoza y Lucrecia Rojas, ha alzado su voz ante las autoridades locales, denunciando que, desde la apertura de este bar, llamado Tenampa Cantina Vir, en mayo, los residentes sufren el impacto del ruido incesante, especialmente en horas nocturnas y de madrugada. Además, reportan problemas de violencia, consumo de drogas y perturbación de la tranquilidad en el área, afectando a más de tres mil personas, incluidos niños, ancianos y personas con discapacidad.

Testimonios

La queja de los residentes va más allá del simple exceso de ruido. Testimonios de los vecinos señalan que los problemas derivados del bar incluyen enfrentamientos violentos y alteraciones en la vía pública. “A las seis de la mañana, la música sigue como si fuera de noche; hemos visto riñas, personas ebrias orinan en las calles y hasta disparos y agresiones con botellas”, explicó Lucrecia Rojas, quien también subrayó el peligro al que están expuestos los menores al pasar por la zona para ir a la escuela.

Formalidad

Pese a las denuncias formales realizadas ante entidades como la Secretaría de Gobierno y Posconflicto, Cormacarena y las inspecciones quinta y sexta de la policía, los habitantes aseguran que las autoridades no han tomado medidas efectivas para cerrar el establecimiento o, al menos, regular sus actividades. Según Adriana Espinoza, representante del condominio Reservas del Vizcaya, los trámites se han dilatado, delegando la responsabilidad de una inspección a otra sin resolver el problema. “Ya estamos cansados de que nos envíen de una entidad a otra; la música sigue y la salud de los niños y ancianos se deteriora”, expresó con frustración Espinoza.

Malestar

La situación ha provocado malestar entre los vecinos, quienes sienten que se ha priorizado el interés de una minoría lucrativa sobre el bienestar de toda la comunidad. Gavino Gamboa, otro residente, mencionó que, al momento de adquirir su casa, eligió esta zona por su tranquilidad, una cualidad que, en la actualidad, ya no existe. “Es inaudito que en una zona residencial, rodeada de comercio moderado y hasta una iglesia, funcione un bar que impacta tan negativamente la vida de las personas”, sostuvo Gamboa, recordando que incluso las campanas de la iglesia del Señor de los Milagros fueron restringidas en su momento por petición de la comunidad, algo que parece contrastar con la permisividad que se le ha otorgado al bar.


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