El Villarreal no pudo llevarse puntos de su visita a Londres tras caer 1-0 frente al Tottenham en la Liga de Campeones, en un duelo que se definió muy temprano con un gol en propia puerta de Luiz Júnior al minuto 4. A pesar de la derrota, el conjunto español dejó pasajes de buen fútbol y compitió hasta el final, mostrando que tiene armas para pelear en el torneo.
En el apartado de la posesión, el Villarreal manejó un 42% del balón, un registro inferior al de su rival, pero suficiente para construir ataques puntuales y generar sus propias oportunidades. Con 270 pases completados y un 86% de precisión, el equipo amarillo buscó circular la pelota con criterio, aunque le faltó mayor profundidad para hacer daño real en campo contrario.
En ofensiva, el Villarreal produjo 7 remates a lo largo del encuentro, logrando enviar uno de ellos directo al arco. Aunque la cifra es baja en comparación con los 9 disparos del Tottenham, la búsqueda ofensiva fue constante, sobre todo en la segunda mitad, cuando se volcó con más decisión sobre el área rival.
La intensidad fue otro factor clave en el desempeño del cuadro español. El Villarreal cometió 12 faltas frente a las 14 del conjunto inglés, mostrando equilibrio entre el esfuerzo físico y el orden defensivo. Esa agresividad controlada permitió cortar avances peligrosos, aunque también derivó en 3 tarjetas amarillas.
A balón parado, el equipo español supo generar ocasiones importantes con 3 tiros de esquina, los mismos que el Tottenham. En varias de esas jugadas, la defensa inglesa tuvo que multiplicarse para evitar que el empate llegara por esta vía. También forzó una posición adelantada, reflejo de su insistencia por atacar al espacio.
Lo más destacado fue la capacidad de mantenerse competitivo pese a un inicio adverso. Tras el gol en contra, el Villarreal no bajó los brazos y buscó equilibrar el partido, obligando al Tottenham a replegarse en algunos tramos. La presión ejercida en la salida rival y el orden en la zona media mostraron la voluntad del equipo por no rendirse.
Aunque el marcador terminó 1-0, el Villarreal dejó señales de carácter y de compromiso colectivo. Sus porcentajes de precisión y la capacidad de incomodar a un rival exigente en su estadio reflejan un rendimiento que, con mayor claridad en el último pase, pudo haber cambiado la historia del encuentro.
