El papa Francisco pidió en el segundo día de su visita a Eslovaquia, que «Europa se distinga por una solidaridad» y también la invitó a la fraternidad todo esto por lo que se está viviendo en las fronteras.
«Europa se distinga por una solidaridad que, atravesando las fronteras, pueda volver a llevarla al centro de la historia»
Entre himnos, banderas y Guardias de Honor, dos niños, sobre la alfombra roja, le regalaron al Papa pan y sal.
El Santo Padre inició con una visita a la presidenta de la República, la señora Zuzana Caputova, en el Palacio Presidencial, y donde se realizó la ceremonia de bienvenida.
Francisco junto Caputova realizaron la tradicional foto oficial y después se dirigieron hacia la Sala de Oro del Palacio Presidencial para el encuentro privado.
Durante el encuentro privado, el Santo Padre y la presidenta eslovaca procedieron a la firma en el Libro de Honor, presentación de la familia y tuvo lugar el intercambio de regalos. El Papa regaló a la mandataria de Eslovaquia un azulejo de la medalla del viaje.
Mensaje de Francisco para Europa:
El Santo Padre pidió que esta misma historia del país “llama a Eslovaquia a ser un mensaje de paz en el corazón de Europa. Es lo que sugiere la gran franja azul de su bandera, que simboliza la fraternidad con los pueblos eslavos. Fraternidad es lo que necesitamos para promover una integración cada vez más necesaria».
Agregó «Esta urge ahora, en un momento en el que, después de durísimos meses de pandemia, se plantea, junto a muchas dificultades, una anhelada reactivación económica, favorecida por los planes de recuperación de la Unión Europea”.
Francisco, “la sola recuperación económica no es suficiente en un mundo donde todos estamos conectados, donde todos habitamos una tierra media. Que este país, mientras en varios frentes siguen luchas por la supremacía, reafirme su mensaje de integración y de paz».
Aprovechó en su intervención para recordar a los santos hermanos Cirilo y Metodio.
“Ellos difundieron el Evangelio cuando los cristianos del continente estaban unidos; y todavía hoy unen las confesiones de esta tierra».
También dijo «Eran reconocidos por todos y buscaban la comunión con todos: eslavos, griegos y latinos. La solidez de su fe se traducía así en una apertura espontánea. Es un legado que ustedes están llamados a recoger, para ser también en este tiempo un signo de unidad”.
En cuanto a la sal, recordó las palabras de Cristo: “La sal es el primer símbolo que Jesús emplea enseñando a sus discípulos”.
La sal, “en primer lugar, da gusto a los alimentos, y lleva a pensar en ese sabor sin el cual la vida se vuelve insípida”.




