Comunidad internacional rechazó el triunfo, por cuarta vez consecutiva, del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa, la vicepresidenta, Rosario Murillo, que vuelven atornillarse en el poder en medio de una difícil situación económica y social.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, criticó las elecciones del domingo en Nicaragua, que calificó como «pantomima de elecciones que no fueron ni libres ni justas, y ciertamente no democráticas”.
«Lo que han orquestado hoy el presidente Daniel Ortega y su mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo, es una pantomima de elecciones que no fueron ni libres ni justas, y ciertamente no democráticas”, señaló el mandatario en un comunicado difundido por la Casa Blanca.
El presidente de EE. UU. señaló al gobierno de Ortega por la detención “arbitraria” de figuras de la oposición, por “destruir la prensa independiente” y por “hostigar organizaciones de la sociedad civil”.
Biden aseguró que su gobierno, en coordinación con otros países, usará “todas las herramientas diplomáticas y económicas” a su disposición para apoyar al pueblo nicaragüense y “hacer rendir cuentas al gobierno Ortega-Murillo y a quienes faciliten sus abusos”.
El presidente Ortega se defiende y acusó el domingo a los políticos encarcelados de estar conspirando, junto con Washington, porque “no querían que se realizaran las elecciones”.
“Estas elecciones que se están votando el día de hoy (…) son gracias a Dios una señal, un compromiso de la inmensa mayoría de los nicaragüenses de votar la paz y no por la guerra y no por el terrorismo”, dijo el presidente y ex rebelde sandinista que ayudó a forzar la salida del poder del entonces dictador Anastasio Somoza a finales de los 70.
Por su parte, la Unión Europea consideró que la reelección de Ortega carece de «legitimidad» –al celebrarse los comicios «sin garantías democráticas»- y completa la conversión del país en un «régimen autocrático».
El alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, hizo un llamamiento a Ortega para que libere de forma «inmediata e incondicional» a todos los presos políticos y anule los procedimientos judiciales en su contra.
Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y la Organización de Estados Americanos (OEA) habían condenado, antes de la celebración de los comicios, el arresto de siete precandidatos a la presidencia de la oposición, la eliminación de tres partidos políticos opositores, la derogación de la observación electoral y el establecimiento de leyes que restringían la participación en el proceso.
España criticó abiertamente las elecciones en Nicaragua y fue a través del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quien declaró «no se pueden llamar elecciones”, porque “han sido una burla» y exigió la liberación de los opositores y periodistas detenido.



