Duro y emotivo. Así fue el discurso del expresidente estadounidense, George W. Bush, se solidarizó con las familias de las víctimas del 11- S en 2001 en el aniversario número 20 de la tragedia.
El expresidente fue quien tuvo que poner al frente de la difícil situación y luego que dos aviones chocaron contra las Torres Gemelas, convirtiendo a la gran manzana en un sitio de muerte, escombros y destrucción.
Hoy, 11 de septiembre, la Zona Cero recordó a las victimas y a los héroes que como los tripulantes del Vuelo 93, siniestrado después de haber sido secuestrado con la intención de estrellarlo contra el Capitolio.
Bush desde Pensilvania recordó que los tripulantes del avión logró impedir un cuarto ataque aquel día al enfrentarse a los terroristas y hacer que el avión se estrellara en un descampado.
El expresidente se refirió a los extremistas de dentro y fuera del país que comparten no sólo su «desdén por el pluralismo» y su «indiferencia por la vida humana», sino también, recalcó, su «determinación por profanar los símbolos del país».
Aseguró que los extremistas violentos nacionales y los del exterior «son hijos del mismo espíritu infame».
«Y es nuestro deber seguir confrontándoles», agregó.
Bush resaltó que tras la tragedia el país mostró unidad y que hoy parece erosionada por «las fuerzas malignas» a nivel interno, que convierten «cada discusión en un choque cultural».
«Buena parte de nuestra política se ha convertido en una incitación descarnada a la ira, el miedo y el resentimiento», explicó.
«Esto no es mera nostalgia, es la versión más verdadera de nosotros mismos. Es lo que hemos sido, y lo que podemos ser de nuevo», insistió.




