El pasado 17 de agosto, los familiares de Javier Steven Sánchez Beltrán, reportaron su desaparición; 20 días más tardes, la Dirección del Centro de Educación Militar del Ejército Nacional confirmó que su cuerpo fue hallado sin vida, en la ribera del río Fucha, en el barrio La Cecilia de San Cristóbal. Tenía 19 años.
Desde entonces se ha detonado un sinfín de especulaciones sobre lo ocurrido. El fallecimiento del joven, quien asistía a la Escuela de Logística ubicada en la localidad de San Cristóbal, al sur de Bogotá, ha sido todo misterio.
Rumores sobre si el soldado habría desertado porque estaba consumiendo sustancias alucinógenas es una hipótesis que se maneja del caso; sin embargo, sus familiares rectifican esta suposiciones; «eso es mentira (…), a él nunca le gustó el vicio, nosotros lo conocíamos perfectamente a él al contrario nos daba consejos sobre que siguiéramos el camino del bien»
Aseguran que la muerte de Sánchez, no ha sido accidental; por el contrario, sospechan que fueron acciones que fueron llevados a cabo con alevosía y premeditación por las condiciones en las que descubrieron su cuerpo. «Él fue torturado dentro del batallón por como vi el cuerpo, yo me acerqué al lugar de los hechos, lamentablemente fue muy cruel la manera en cómo lo mataron (…), no más en las manitos se le pudo ver la angustia que tuvo», dijo Cristian Andrés Correal Beltrán, hermano de Javier Sánchez,
Las autoridades de criminalística aún no ha confirmado esta teoría, lo que se sabe es la información aportada por los familiares de la víctima, que desde las inmediaciones de Medicina Legal y Ciencias Forenses en Bogotá, argumentan que su hijo vivió una tortura los últimos días de su vida.
La última vez que vieron al soldado fue el 13 de agosto; luego desapareció sin dejar rastro, “no puede creer que mi hermano esté muerto”, comentó su familiar.
Agregó, «es muy injusto la manera en que me lo arrebataron, me parece injusto que el Ejército de Colombia sea así con las personas que le sirven a la patria (…), no sé porque callan todo lo que saben que ocurrió dentro del batallón».
Angie Carolina Beltrán, madre de la víctima, ha dicho que a su hijo no solamente lo torturaron, sino que le cegaron la vida sin permitirle cumplir su sueño de ser suboficial del Ejército Nacional.
«Esto es corrupción del Ejército porque tenían que hacer esto, porque tenían que apagarle la vida a una persona que fue a cumplir su sueño de servirle a la patria (…), quiero pedir al Ejército que no oculten las cosas porque tarde o temprano hay un Dios que todo lo sabe y él los va a llamar a rendir cuentas; mi niño que apenas tenía 19 años para que me le apagaran la vida, cuando hasta ahora estaba empezando a cumplir sus sueños, solo lo dejaron llegar a ser dragoneante, no pudo cumplir el sueño de ser suboficial», dijo.
Sentenció que habrá justicia humana o divina contra los responsables de la muerte de su hijo. «Tienen que hacer pagar al culpable, igualmente hay un Dios y las personas que le hicieron eso a mi hijo, tarde o temprano se van a retorcer y van a tener que hablar y si tienen hijos, ojalá no sea peor ¿ qué es lo que hace uno que no paguen los hijos?».
«Mi hijo no se merecía una muerte así, él tenía un corazón muy lindo a todo el mundo le servía en el barrio todo el mundo lo amaba, él era el más juicioso; nunca nos imaginamos que esto le fuera a pasar cuando se fue a prestar servicio militar. Pedimos que esto no se quede impune».




