La esperanza de rescatar a Natalia Nagovitsyna terminó en tragedia. Drones enviados hasta el Pico de la Victoria, en la cordillera de Tien Shan, confirmaron la ausencia de señales de vida de la alpinista rusa de 47 años, quien permaneció más de dos semanas atrapada a 7.439 metros de altitud con una pierna fracturada.
Nagovitsyna emprendió la expedición junto a Roman Mokrinsky, de Rusia; Gunther Siegmund, de Austria; y Luca Sinigaglia, de Italia. Durante el descenso sufrió la fractura y sus compañeros levantaron un campamento para asistirla mientras llegaba ayuda. Sin embargo, las tormentas de nieve, los vientos extremos y temperaturas cercanas a los –30 °C frustraron cualquier intento de rescate.
La tragedia se agravó cuando Sinigaglia murió pocos días después por un edema cerebral, tras presentar síntomas de congelación. Su cuerpo quedó atrapado en una cueva a 6.800 metros. Los otros dos alpinistas lograron descender con vida, pero Natalia permaneció sola en la montaña, resistiendo en condiciones imposibles.
El 19 de agosto, drones captaron a Nagovitsyna saludando desde su carpa en medio del temporal, lo que renovó las esperanzas de su familia. Su hijo, Mijaíl Nagovitsin, pidió públicamente al gobierno ruso que interviniera en la misión. Sin embargo, las condiciones del clima impidieron el ingreso de helicópteros y limitaron los sobrevuelos.
El último barrido aéreo no detectó rastro térmico de la montañista. El Comité Estatal de Seguridad Nacional de Kirguistán confirmó entonces que Nagovitsyna ya no presentaba signos vitales y ordenó suspender la búsqueda hasta que las condiciones climáticas permitan recuperar su cuerpo.
Pese a la decisión, Mijaíl insiste en que su madre aún podría estar con vida. “Es una escaladora experimentada y está en excelente forma. Estoy seguro de que sobrevivió”, aseguró. La familia recuerda que hace cuatro años Natalia acompañó el cuerpo de su esposo, quien murió por un derrame cerebral en la cima de otra montaña, resistiendo horas de frío hasta que pudieron recogerlo.
