En los últimos meses, Bogotá ha sido escenario de un fenómeno económico y cultural paradójico: los grandes conciertos internacionales están registrando llenos y movilizando grandes inversiones, mientras que los bares, discotecas y espacios emergentes enfrentan una crisis severa condicionada por nuevas regulaciones y costos crecientes.
Contexto normativo
El 1 de julio de 2025 entró en vigencia el Decreto 293 de 2025, promulgado por la Alcaldía de Bogotá. Algunas de sus disposiciones relevantes:
- Se unificaron los horarios de expendio y consumo de bebidas alcohólicas para bares y discotecas hasta las 3:00 a.m.
- Sólo tiendas, licoreras, supermercados y otros expendios con venta minorista de licor podrán hacerlo hasta las 11:59 p.m.
- Se crearán “Zonas Focalizadas de Expendio y Consumo Extendido”, que permitirían operar hasta las 5:00 a.m., pero solo bajo criterios técnicos, de seguridad, convivencia y orden urbano.
- También se estableció la creación del Índice de Seguridad, Convivencia y Orden Urbano (ISCOU), que servirá para evaluar zonas, impactos e incluir criterios técnicos para posibles modificaciones del horario.
Impactos en el sector de bares y vida nocturna
La restricción al horario nocturno ha generado preocupación entre diversos actores del sector:
- Gremios empresarios, como Asobares, han manifestado que la reducción de horario les resta oportunidades de ingresos, ya que muchas ventas, música en vivo y consumos significativos ocurrían entre las 2:00 a.m. y las 4:00 a.m.
- Se ha denunciado que la medida podría promover la informalidad: algunos bares clandestinos estarían buscando operar fuera del marco legal para sobrevivir.
- Hay preocupación por el empleo en el sector nocturno, tanto por la reducción de horas laborales como por el cierre anticipado de locales.
Auge de los conciertos internacionales
Al mismo tiempo que el horario de los bares se recorta:
- Bogotá ha recibido numerosos conciertos de talla internacional —por ejemplo, presentaciones recientes de artistas consolidados que llenan estadios o recintos de gran capacidad.
- En 2024, los conciertos, festivales y eventos masivos generaron un impacto económico estimado en 328 mil millones de pesos para Bogotá, según datos de la Secretaría de Desarrollo Económico.
- El crecimiento de estos eventos moviliza turismo, alojamientos, transporte, comercio, logística, etc., creando un sector de inversión importante, aunque concentrado en los grandes promotores y recintos.
Tensiones y debates
- El concejal Julián Triana presentó una demanda de nulidad contra el decreto aduciendo que viola el principio de legítima confianza, ya que modifica horarios que habían sido definidos previamente y con expectativas de continuidad para los empresarios de la noche.
- Desde el gobierno distrital se señala que la medida no es un ataque contra la vida nocturna, sino un intento por mejorar la seguridad, convivencia urbana y orden público.
- El periodo inicial de vigencia de algunas disposiciones será de prueba: los resultados del ISCOU serán claves para ajustar los horarios o definir las zonas que puedan tener horario extendido.
Consecuencias culturales y sociales
- Espacios culturales emergentes (bares con música en vivo, locales independientes) advierten que pierden no solo ingresos sino visibilidad, pues muchos toques, eventos alternativos y descubrimiento de talento ocurren justamente en los horarios más tardíos.
- Se teme que la reducción de horarios y costos —incluyendo el incremento de costos de operación, seguridad, permisos, insonorización— generen clausuras de locales o que opten por operar en espacios menos regulados o clandestinos.
- El auge de conciertos de grandes nombres internacionales favorece estructuras grandes, empresas promotoras, recintos ya consolidados, dejando fuera al grueso de la cadena productiva nocturna independiente.
Conclusión
Bogotá se encuentra en una encrucijada: por un lado, el reconocimiento internacional como destino para grandes conciertos representa una oportunidad económica y cultural; por otro, la regulación reciente amenaza la diversidad, el empleo y la cultura emergente de los espacios nocturnos. El resultado de este equilibrio dependerá de cómo se implementen las medidas, qué zonas sean autorizadas para extender horarios, y si las políticas públicas acompañan con apoyos, incentivos y diálogo efectivo con los gremios afectados.




