En zona rural del municipio de San Pedro, Valle del Cauca, fue identificado como víctima de un atentado sicarial Elías Fabián Quisoboni Macías, de 24 años de edad, natural de Palmira. Según la información preliminar, el joven recibió múltiples impactos de bala en el cuerpo, lo que ocasionó su fallecimiento en el lugar de los hechos. El caso ha generado preocupación en la región, donde las autoridades adelantan las investigaciones correspondientes para esclarecer lo ocurrido.
Hasta el momento no se ha obtenido información precisa sobre los presuntos responsables del ataque. Sin embargo, se conoce que en este sector delinque el Grupo Armado Organizado Residual (GAO’r) Frente 57, estructura que ejerce control territorial en la zona y que ha sido señalada en diferentes oportunidades por su participación en actividades ilícitas. La presencia de este grupo armado ilegal mantiene en alerta a la población, que observa con inquietud el impacto de la violencia en su entorno.
La Fiscalía y la Policía Nacional han dispuesto equipos especializados para avanzar en la recolección de pruebas y testimonios que permitan establecer las circunstancias del atentado. El objetivo es determinar si existe relación directa entre el hecho y las dinámicas de control territorial que se ejercen en la región. Las autoridades insisten en que se mantendrá el despliegue institucional para garantizar la seguridad de los habitantes y reducir el riesgo de nuevos ataques.
Comunidad
La comunidad, por su parte, ha manifestado tristeza y preocupación frente a lo sucedido. Aunque el impacto emocional no se centra únicamente en la persona fallecida, el hecho mismo de la violencia genera un ambiente de temor y desasosiego. Los habitantes de San Pedro reconocen que la persistencia de estos sucesos afecta la tranquilidad colectiva y refuerza la percepción de vulnerabilidad en las zonas rurales.
El caso de Elías Fabián Quisoboni Macías se suma a otros episodios de violencia registrados en el departamento, lo que evidencia la complejidad de la situación de orden público en Valle del Cauca. La expectativa de la comunidad está puesta en que las investigaciones permitan esclarecer responsabilidades y que las instituciones competentes fortalezcan las acciones de prevención y control.
En medio de la incertidumbre, se mantiene la exigencia ciudadana de mayor presencia estatal y de estrategias que reduzcan la influencia de los grupos armados ilegales. El recuerdo del hecho permanece como un signo de la fragilidad de la seguridad en sectores donde la violencia se ha convertido en un factor constante, y donde la esperanza de justicia es la única respuesta frente al dolor.




