La precandidata presidencial y periodista Vicky Dávila respondió con contundencia al presidente Gustavo Petro luego de que este rechazara públicamente los supuestos chats divulgados entre su hijo, Nicolás Petro, y su expareja Day Vásquez.
El jueves 3 de agosto, Dávila compartió seis conversaciones que, según ella, se encuentran en poder de la Fiscalía desde hace meses y constituyen evidencias sobre el comportamiento del entonces candidato Petro durante la campaña de 2022. En los mensajes se mencionan fiestas, consumo de alcohol, referencias a “travestis” y críticas sobre su desempeño en actos de campaña.
Ante esto, Nicolás Petro contestó en su cuenta de X (antes Twitter), calificando las capturas de “vil montaje” y afirmando que las imágenes fueron manipuladas: asegura que el formato no coincide con el que utiliza la Fiscalía, que las fechas y conversaciones presentan inconsistencias y que su nombre aparece en verde como si fuese mensaje suyo, cuando la extracción forense se hizo sobre el celular de Day Vásquez y no el suyo. Además, anunció que emprenderá acciones legales “para proteger la dignidad de nuestra familia”.
Paralelamente, el presidente Gustavo Petro emitió un trino en el que rechazó las acusaciones, calificando la revelación como “periodismo vagabundo” y negando que existan videos con imágenes explícitas. “No hay videos amigos, solo uno que no contiene imágenes, sino palabras editadas. No hay travestis, ni todo lo demás”. El mandatario subrayó que sería absurdo confundir fiesta con crimen y cuestionó la intención de manipular al pueblo con rumores sin base.
En respuesta directa, Vicky Dávila invitó al presidente a que llame a su hijo para preguntarle por qué estaba “tan nervioso” en abril de 2022, pocas semanas antes de las elecciones presidencial. También citó fragmentos de los chats, entre ellos frases como “Estoy nervioso… esto no es fácil”. Dávila insistió en que “ya los colombianos conocieron las pruebas: mujeres, licor, rumba problemática… un gobernante impresentable cuya vida privada afecta su función como presidente”. Aseguró que “los colombianos tienen derecho a saber quién los gobierna” y calificó estas revelaciones como un problema de Estado.
Este episodio ha encendido un intenso debate político. Defensores del presidente califican la acción de Dávila como un ataque infundado y una estrategia de desprestigio; críticos y algunos sectores de la oposición, en cambio, consideran que sí existe un deber de informar sobre la conducta privada de un líder que aspira a liderar el país.




