Venezuela calificó como una “agresión” las maniobras militares de Estados Unidos en el mar Caribe.
Caracas acusó a un país caribeño (es decir, otra nación isleña) de permitir la presencia de buques de guerra estadounidenses cerca de sus costas.
En respuesta, el gobierno venezolano ha activado una alerta militar y ha señalado que podría movilizar hasta 200.000 efectivos para defender su soberanía.
También se han anunciado maniobras militares por parte de Venezuela: drones, unidades navales, fuerzas especiales y equipos de inteligencia participarían para mostrar su capacidad de respuesta.
Además, Maduro acusa a EE. UU. de librar una “guerra psicológica” contra Venezuela, con amenazas militares constantes y maniobras navales como parte de una estrategia de presión.
Estas tensiones se dan en un momento en que EE. UU. ha reforzado su presencia naval en el Caribe, argumentando operaciones contra el narcotráfico.
Venezuela ve estas acciones no solo como operativos antinarcóticos, sino como una estrategia para debilitar su gobierno o provocar un cambio de régimen.
Maduro también ha acusado a EE. UU. de complacencia con supuestos “falsos positivos” para justificar ataques navales contra embarcaciones vinculadas a Venezuela.
Asimismo, hay denuncias sobre manipulación mediática: Venezuela afirma que algunos videos usados por EE. UU. para justificar sus acciones fueron creados con inteligencia artificial.
Aumenta significativamente el riesgo de un conflicto militar entre Venezuela y EE. UU.
Estas acusaciones complican la diplomacia internacional y pueden tensionar más la región caribeña.
Tiene implicaciones geopolíticas importantes: Venezuela podría buscar apoyo militar y tecnológico en aliados como Rusia o China.
También afecta la seguridad nacional venezolana, ya que se ha movilizado una parte sustancial de sus fuerzas armadas.
