Vendaval dejó graves afectaciones

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El pasado lunes, un fuerte vendaval acompañado de granizo azotó la vereda Ricabrisa, dejando como saldo la caída de cuerdas eléctricas en el centro poblado. Este hecho no solo dejó a la comunidad sin fluido eléctrico, sino que también generó un riesgo latente para motociclistas y peatones que transitan a diario por el sector.

Los puntos más críticos se concentran en la iglesia, el colegio, la escuela y las viviendas de la parte alta, donde la oscuridad y el peligro por cables en el suelo se convirtieron en parte de la rutina.

La comunidad tarquireña ha elevado su voz de inconformismo y exige a Electrohuila, bajo la dirección de Nika Cuéllar, desplegar cuadrillas de manera prioritaria para reparar los daños. Aunque se ha anunciado que este viernes 26 de septiembre llegarán brigadas al lugar, los habitantes consideran insuficiente la respuesta y reclaman que la atención no puede esperar mientras aumenta el riesgo de accidentes.

Impacto

La ausencia del servicio eléctrico ha trastocado las dinámicas diarias de la vereda: familias que no pueden conservar alimentos, estudiantes sin condiciones para asistir a clases y un centro poblado que vive en penumbras. La emergencia ha expuesto no solo la vulnerabilidad de la infraestructura, sino también la lentitud institucional frente a percances naturales que demandan reacciones inmediatas.


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