El Papa León XIV ha manifestado su creciente preocupación frente a la concentración excesiva de riqueza en manos de unas pocas personas, usando como ejemplo a figuras como Elon Musk, cuya fortuna supera el producto interno bruto de muchos países en desarrollo. Sin señalar directamente al empresario, el pontífice hizo un llamado a repensar los modelos económicos actuales que, según él, «generan desigualdades extremas mientras millones viven en la precariedad». En su más reciente encíclica sobre justicia social y equidad global, el Papa denunció que la acumulación ilimitada de capital por parte de individuos o corporaciones no solo erosiona el tejido social, sino que debilita el sentido de comunidad y solidaridad que deberían guiar a la humanidad. A su juicio, el crecimiento económico no puede seguir evaluándose únicamente desde las cifras, sino desde su capacidad de beneficiar a todos, especialmente a los más pobres.
Desde el Vaticano, la posición del Papa busca impulsar una reflexión ética profunda sobre las estructuras que sostienen el sistema financiero global, donde —según sus palabras— el éxito individual muchas veces se construye sobre la exclusión colectiva. El pontífice propuso fomentar una «economía del cuidado», que priorice el bienestar humano y ambiental por encima del lucro desmedido. En este contexto, su mensaje no solo interpela a los multimillonarios, sino también a los gobiernos, instituciones financieras y consumidores, invitándolos a reconsiderar sus roles en la perpetuación de estas brechas. La postura del Papa León XIV no apunta a demonizar la innovación ni el emprendimiento, sino a encaminar esos logros hacia un desarrollo más justo, humano y sostenible. Sus palabras han reabierto el debate mundial sobre la ética de la riqueza extrema y el papel de la espiritualidad en la transformación del orden económico actual.




