Se recomienda no leer este artículo a la luz del día sino en la penumbra. No necesita usar crucifijos ni ajos, como en las películas, porque esto es la vida real. Y a lo que usted se va a enfrentar es a vampiros cotidianos que se mueven en la ciudad con el sigilo de los murciélagos.
Se recomienda no leer este artículo a la luz del día sino en la penumbra. No necesita usar crucifijos ni ajos, como en las películas, porque esto es la vida real. Y a lo que usted se va a enfrentar es a vampiros cotidianos que se mueven en la ciudad con el sigilo de los murciélagos.
Nicolás es uno de ellos. Gran parte de sus actividades las ejecuta en la noche, como lo haría cualquiera de los miembros de los 50 grupos de vampirismo que se cree que existen en Bogotá según investigaciones del DAS. Su cuarto está lleno de figuras, libros y afiches alusivos a las tinieblas. Su música favorita es la medieval, en especial la de Bach.
Se ve poco en su cuarto. La luz es tan tenue que se hace difícil detallar su cara. Una rata blanca gira en su jaula como única mascota. En el perchero cuelga un hábito de monje con el que saldrá a la calle el Día de Brujas.
Se llama a sí mismo vampiro, pero aclara que no bebe sangre. El forma parte de las corrientes que se popularizaron, según el historiador alemán Norbert Borrmann, a raíz de leyendas antiguas que nacieron desde la misma civilización egipcia y que se afianzaron con la incursión del vampirismo en la literatura y el cine.
Para los vampiros, el superhombre de Nietzche es la definición de lo que buscan: ser seres superiores en alma y cuerpo . A sus 22 años, Nicolás busca la soledad y vive en la sombras, busca ser inmortal y se alimenta de la energía de otros. Su edad coincide con el perfil de los vampiros: de 12 a 30 años.
Góticos y siniestros.
Según el escritor Jean Paul Borré, el vampiro ama su cuerpo y busca por todos los medios evitar su desintegración . A la hora de ser eternos, el método usado por las sectas góticas es beber sangre. Los que se llaman vampiros completos apelan a la frase bíblica de La sangre es la vida . Muchos creen en Dios, pero viven en el límite del mal para encontrar el equilibrio a su vida.
Hayat, un vampiro brasileño, explica que cuando una persona se alimenta de la sangre de otro, se apropia de todo lo que la víctima ha sido en su vida. Beberla, dice, es prolongar la inmortalidad propia. Como los vampiros no pueden ir por la calle mordiendo personas, lo hacen con sus parejas. En Bogotá, algunos miembros de la tendencia gótica , por ejemplo, marcan a su compañero con tatuajes en la nuca para señalar que les pertenecen.
O acuden a puestos de salud donde compran sangre ilegalmente. Si no les sale el negocio, beben sangre de animales o atacan a personas en la calle para hacerles una incisión en el brazo y tomar de ellas. Marta* se considera vampira y argumenta que se halla a gusto en la oscuridad y que le da placer robarle energías a otras personas. La espanta el dolor, pero no la atormenta causarlo.
La vida de los vampiros puede llegar a ser de continuo sufrimiento por su soledad continua. Pero se sienten a gusto siendo diferentes.
La psicóloga Eloísa Infante aclara que el hombre siempre ha deseado ser inmortal. Eso es normal. Pero en este caso el deseo pasa a ser sicológico. La persona construye su vida alrededor de leyendas y crea la necesidad de chupar sangre para lograr sus metas. Los góticos, por ejemplo, actúan de forma adictiva solo para buscar un sentido de pertenencia .
El antropólogo, Miguel Alvarez, en su libro Mundos en la noche, señala la hematofagia, o consumo de sangre, como una enfermedad mental con causas similares a las que llevan a consumir drogas: la necesidad de identidad.
Algunos vampiros trabajan en la posibilidad de abandonar su cuerpo para visitar a sus víctimas en la noche y convertirse en parte de sus sueños con el fin de robarles energía. El sexo es una forma de poseer la energía del otro. Hay casos de vampiros que pagan a prostitutas por mantener relaciones con disfraces siniestros o en situaciones que recuerden la muerte.
Nicolás cree en la noche y en las respuestas que puede darle. No le teme a los monstruos, asegura, sino a lo que el monstruo que habita en su cuerpo pueda hacer en él.
TIPOS DE VAMPIOROS.
– Góticos: toman la figura del vampiro como imagen. Visten de negro. Suelen usar base blanca para verse pálidos. Se ennegrecen labios y ojos. En ocasiones se atan el cuerpo para impedir que la sangre circule y verse aún más pálidos. Algunos se colocan lentes de contacto rojos. La casi totalidad de sus actividades las realizan de noche. Suelen tomar sangre, aunque sea propia (contrario al vampirismo). Copian la figura del vampiro del cine.
– Filosóficos. Como Nicolás, Toman los principios del vampirismo, pero no agreden a nadie. La inmortalidad para ellos es dejar huella en la vida. La sensualidad y el misterio son fundamentales, pero el robo de energía es más un aprendizaje del mundo que los rodea que una actitud de exprimir al otro. La noche es su momento preferido.
– Energéticos. Viven en función de robar las energías de otras personas sin que estas lo perciban, siguiendo el fundamento básico del vampirismo para ser inmortal. Lo hacen a través del sexo, de su creencia de poseer al otro en sueños, de la sangre que beben o de acciones cotidianas.
– Vampiresa. Se cree que el vampiro, por su forma de ser, es más femenino que masculino. La vampiresa se refiere a la mujer que usa al hombre para robarle sus energías, no para fecundarse ni amarlo o ser amada.
FOTO/Enrique Patiño EL TIEMPO.
1- Nicolás El vampiro se vestirá de monje en el Día de las Brujas. La mayoría de sus actividades las realiza en la noche.
2- La habitación de este joven de 22 años está llena de afiches y libros alusivos al vampirismo a los juegos de rol como filosofía de la vida.




