Valoremos lo que tenemos; desde la taza que tomamos de café, hasta el último beso que hemos probado. Desde el primer amanecer que vemos, hasta el último anochecer que apreciamos ; contemplando todas las constelaciones del espacio hasta la sonrisa del mismísimo sol. Desde el último baño que tomamos con agua caliente hasta la última vez que flotamos en una piscina o disfrutamos naufragando entre las olas del mar. Desde la última flor que nos obsequiaron hasta el último abrazo recibido otorgado. Desde la última vez que nos enviaron el link de una canción amorosa hasta la vez que nos trajeron mariachis. Desde el último elogio que recibimos hasta convertirnos en la musa de un apasionante poeta.
Aprendamos a valorar de los pequeños detalles que hacen la vida más hermosa, y de los grandes detalles que hacen la vida más sabia y próspera; movida por la energía del amor puro y sincero y gratificante de Dios.
