Con velas y discursos, Uribe convierte el Golfoito en símbolo de lucha y esperanza

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Bogotá, 23 de agosto de 2025 – En un emotivo acto cargado de solemnidad, el expresidente Álvaro Uribe Vélez rindió homenaje al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, asesinado el pasado 11 de agosto luego de ser herido en un atentado el 7 de junio en el parque El Golfito, barrio Modelia de Bogotá.

Uribe se presentó en el lugar del atentado con una pequeña tarima, rodeado de seguridad reforzada –incluyendo un dron que sobrevolaba el sitio y agentes con armas largas en puntos estratégicos–, mientras decenas de simpatizantes del Centro Democrático lo acompañaban con velas, flores y proclamas de fervor político.

Desde ese escenario, Uribe pronunció palabras cargadas de simbolismo:

“Que en este lugar se simbolice una llama eterna, como el amor eterno de Miguel por Colombia. Que quienes concurramos, no veamos aquí un lugar de venganza, tampoco de falsa paz”.

Además, convocó a construir un Estado con seguridad legítima y democrática, defendiendo la libertad, el emprendimiento y el bienestar, y vinculando la seguridad con el florecimiento económico y social:

“Que, como lo reclamó Miguel, haya seguridad para que en las veredas, en los pueblos y en las ciudades de Colombia se pueda dormir con tranquilidad, sin la pesadilla de esperar el asalto del violento”.

El evento no fue únicamente conmemorativo, sino también político. Uribe insinuó críticas al Gobierno del presidente Gustavo Petro, a quien consideró responsable por el deterioro de la seguridad y las pocas oportunidades que, según él, genera el «neocomunismo».

La jornada inició con una visita al Cementerio Central de Bogotá, donde Uribe se detuvo frente a la tumba de Uribe Turbay, visiblemente afectado. El director del Centro Democrático, Gabriel Vallejo, calificó el acto como un momento doloroso pero firme, y aseguró que “los terroristas no van a doblegar la fe del pueblo colombiano”.

Este homenaje se enmarca en un escenario político marcado por la muerte del primer precandidato presidencial asesinado en tres décadas, lo que generó alarma nacional por la violencia política y puso una vez más el tema de la seguridad en el centro del debate público.


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