Redacción EXTRA
En la institución educativa Nuevo Latín, en el oriente, la concejala Daniela Plaza Saldarriaga lideró un encuentro con ediles, líderes sociales y representantes comunitarios de las comunas 7, 14, 15 y 21. Durante la jornada, se escucharon testimonios alarmantes sobre el aumento de enfrentamientos entre jóvenes, conocidos como “huireo y chacaleo”, una práctica violenta que se organiza por redes sociales y que ha puesto en riesgo la seguridad de cientos de familias del sector.
La concejala explicó que este fenómeno, protagonizado por menores de edad, está generando un grave deterioro en la convivencia y el bienestar de los barrios populares. En esos encuentros, los adolescentes llegan con palos, piedras, armas blancas e incluso de fuego, causando temor en los vecinos y poniendo en peligro la vida de otros jóvenes.
Desde su curul, la concejala recordó que impulsó el primer debate de control político en el Concejo sobre este tema, buscando visibilizar la urgencia de atender la violencia juvenil como un asunto de ciudad y de humanidad. Enfatizó que el “huireo” no solo representa una amenaza para la seguridad, sino también un reflejo de la falta de acompañamiento institucional y de la descomposición social que viven los territorios.
En ese sentido, Saldarriaga destacó la necesidad de una articulación inmediata entre la Secretaría de Seguridad y Justicia, la Secretaría de Educación, el Departamento de Bienestar Social, Deporte y Cultura y las organizaciones comunitarias. Subrayó que ninguna de estas dependencias puede actuar sola, pues se trata de un fenómeno complejo que requiere estrategias conjuntas, pedagógicas y sostenibles.
Durante el diálogo con los ediles, surgieron voces que describieron cómo los escenarios deportivos, parques y calles del oriente se han convertido en puntos de encuentro para estos enfrentamientos. Padres de familia expresaron su preocupación por la falta de control y acompañamiento, mientras los líderes comunales pidieron más programas de prevención.
Finalmente, la concejala reafirmó su compromiso con los jóvenes y con las comunidades del oriente, resaltando que el trabajo conjunto entre instituciones y ciudadanía es la única vía para detener esta problemática. Propuso la creación de mesas permanentes de prevención de violencia juvenil, en las que participen colegios, líderes juveniles, la Policía Comunitaria y las entidades públicas. “No podemos permitir que la desesperanza se adueñe de nuestros barrios. Actuar con empatía, firmeza y decisión es una obligación moral y política”, concluyó Daniela.
Foto tomada de redes sociales




