Unity anuncia ajustes en su política de cobro tras las críticas

Algunos desarrolladores de videojuegos han manifestado que podrían caer en bancarrota.
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Unity, la empresa de desarrollo de motores gráficos, ha provocado una ola de críticas y rechazo en el comunidad de desarrolladores luego de anunciar una nueva política de tasas basadas en el número de instalaciones de juegos que utilizan su motor. La reacción, en especial de estudios independientes, fue en su mayoría negativa, ya que muchos temen que esta nueva política los lleve a la bancarrota.

John Riccitiello, CEO de Unity, respondió a la creciente controversia mediante un mensaje en X, dónde expresó: “Los hemos escuchado. Pedimos disculpas por la confusión y la angustia que ha causado la política de tasas por tiempo de ejecución que anunciamos el martes. Estamos escuchando, hablando con los miembros de nuestro equipo, comunidad, clientes y socios, y vamos a hacer cambios en las políticas. Compartiremos una actualización en un par de días. Gracias por sus comentarios sinceros y críticos”.

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Lo que se sabe de los ajustes en sus políticas

Aunque Unity reconoce la controversia, parece que no planea renunciar a su política, sino que se compromete a ajustarla para hacerla más amigable.

La nueva política, que se implementó en enero, se basa en el número de juegos instalados que utilizan el motor. Esto representa un cambio significativo con respecto al modelo anterior, donde la tarifa dependía de los ingresos generados por los juegos.

Las tarifas propuestas son las siguientes: para quienes utilizan el plan gratuito de Unity, se les cobrará 0.20 dólares por instalación una vez que superen los 200.000 dólares en ingresos anuales y las 200.000 copias instaladas en total. Para los planes de pago, las tarifas oscilan entre 0.15 dólares y 0.01 dólares por juego instalado, dependiendo del número de instalaciones e ingresos.

La comunidad de desarrolladores ha expresado su preocupación de que esta nueva política perjudique en especial a los estudios independientes y pequeños. Algunos, incluso, ya han anunciado retrasos en sus proyectos o la posibilidad de tener que cambiar de motor gráfico.

La política de cobro de Unity comenzó en 2016, cuando la empresa introdujo un modelo de suscripción con una opción gratuita para uso personal o por pequeñas empresas con ingresos anuales inferiores a 200.000 dólares. En 2021, se agregó un requisito de licencia de pago para los desarrolladores de consola, lo que afectó a fabricantes como Sony y Nintendo que tuvieron que incluir esta licencia en sus kits de desarrollo.

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