En un país como Colombia, donde la biodiversidad y la riqueza natural son parte esencial de nuestra identidad, los animales no pueden seguir siendo víctimas del olvido, del abandono y de la violencia. En ciudades como Pasto, donde cada día más personas levantan la voz por los que no pueden hablar, se hace urgente una reflexión profunda sobre nuestro papel como cuidadores de la vida, no solo humana, sino también animal.
Las imágenes de perritos heridos en las calles, de caballos maltratados en labores de carga o de gatitos abandonados en cajas nos deben doler como sociedad. Y no solo doler, sino mover a la acción. El maltrato animal no es un acto aislado ni menor; es una expresión de crueldad que afecta el tejido moral de nuestras comunidades. Proteger a los animales es también proteger nuestra humanidad.
En Pasto, varias fundaciones, voluntarios y activistas han demostrado que un cambio es posible. Desde jornadas de adopción hasta rescates de emergencia, son ciudadanos comunes los que están haciendo la diferencia. Pero no pueden hacerlo solos. Es tarea de todos denunciar, educar, respetar. El compromiso con los animales debe ser diario, real, constante, desde no comprar mascotas como si fueran objetos hasta no callar cuando somos testigos de violencia contra ellos.
La reciente Ley Ángel, que endurece las penas por maltrato animal, es un paso vital, pero no suficiente. La ley necesita acompañarse de educación, empatía y conciencia. No se trata solo de castigar al agresor, sino de formar generaciones que comprendan que todos los seres sintientes merecen vivir con dignidad. En Colombia y en Nariño, debemos construir una cultura del respeto hacia toda forma de vida.
En definitiva, los animales no nos necesitan por compasión, sino por responsabilidad. Nosotros invadimos sus hábitats, los domesticamos, los convertimos en parte de nuestras familias. Ellos sienten, confían, aman… y también sufren. Por eso, hoy más que nunca, el mensaje debe ser claro: No al maltrato animal. Sí a la compasión, al cuidado, a la ternura. Sí al respeto por la vida en todas sus formas.




