Wissam Rangel, un hombre que la vida le había preparado para sus días, música, canto y prosperidad, las dificultades en su vida y la poca ayuda económica le torció el camino, una vida en la calle, con vicios, sin un techo, como dicen por ahí, una vida que no es vida, un muerto en vida. Esta es la historia de Rangel, quien recorría Valledupar al lado de Kaleth Morales, un destino igual, pero un recorrido y rumbo diferente que los separó.
Pasado
Por un lado, estaba el famoso Kaleth Morales, el intérprete de música vallenata, por el otro, Wissam, quien tuvo que luchar y pasar muchos obstáculos en su vida para seguir los pasos de Kaleth y ser un conocido por su voz, talento y pasión por la música. Rangel, a pesar de sus ganas, talento y lucha, fue eclipsado y atrapado por las drogas y el alcohol que la fama le brindó en su corto camino de artista, mismos que le arrebataron su felicidad, ganas de luchar y simplemente dejarse llevar de una adicción que lo condenaría por muchos años.
Rehabilitación
Los motivos personales le ayudaban a hundirse en la drogadicción, pues tuvo que atravesar una dura decepción amorosa, cada rincón de valledupar era un tormento para él y una tortura para su mente y corazón, llegó a las calles de Ibagué, en donde desafortunadamente re cayó más profundo en drogas y vicios. Un día menos pensado encontró quien lo ayudaría a salir de eso, el conocido Viejo Flow le ayudó en su largo proceso de recuperación destacando que no es algo fácil, pues la adicción cumple con su labor.
Lucha
Finalmente, Wissam tuvo la valentía de buscar y aceptar la ayuda profesional y sobre todo, espiritual, encontrando así un refugio y escapatoria en la música y su instrumento la guitarra, hoy en día se puede decir que es un hombre limpio y libre de la droga, brilla más que nunca con su música y afirma que siempre estará agradecido por haber salido de este mundo oscuro de tristeza, vicios, mala vida y hoy puede sonreír más que nunca y con mucho orgullo.




