UNA HISTORIA EXTRA EN VILLAVICENCIO

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Vida

Neftalí Barón, un hombre de 62 años, ha dedicado su vida a luchar en las calles. Con un puesto ambulante en el centro de Villavicencio, Barón vende periódicos, controles y arregla zapatos. A pesar de su esfuerzo, ha señalado que las dificultades para trabajar en la calle se han incrementado: «Trabajar en la calle es cada vez más complicado».

Desplazado por la violencia

Neftalí, originario de Mesetas, evocaba su vida pasada con una mezcla de nostalgia y tristeza. En su finca, situada a la orilla de la calle, mantenía gallinas y vendía cerveza. Sin embargo, su vida cambió drásticamente cuando la llegada de la zona de despeje y el control de paramilitares y guerrilla forzaron su desplazamiento. El conflicto armado y la violencia en su región le obligaron a abandonar su hogar. Aunque le han sugerido regresar, Barón optó por quedarse en su nueva realidad.

Luchador

Durante su estancia en la ciudad, la alcaldía del entonces alcalde Juan Guillermo Zuluaga le otorgó una caseta en el parque del Hacha. No obstante, el microtráfico que se apoderó en años posteriores de la zona y se convirtió en un obstáculo significativo que le impidió utilizar el espacio. A pesar de este inconveniente, Barón continuaba adelante, obteniendo ingresos adicionales del reciclaje. Para él, «el trabajo no era deshonra», y esta actitud le permitió mantenerse a flote en un entorno desafiante.

Un legado

A sus dos nietos y una nieta, Barón ofrecía un ejemplo palpable de perseverancia y dignidad. A pesar de no recibir asistencia pública ni poseer una vivienda propia, su espíritu indomable no se había quebrado. En sus momentos de reflexión, Barón hizo un llamado a los jóvenes para que evitaran caer en el vicio y se enfocaran en caminos de trabajo honesto. Su mensaje era claro y sincero: la dignidad y el esfuerzo son los pilares para enfrentar las adversidades.


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