La exdiputada Tatiana Méndez encara un panorama de fracturas, tarea de revivir un partido golpeado
El reciente respaldo de la senadora Paloma Valencia a la precandidatura de Tatiana Méndez Ramos para encabezar la lista del Centro Democrático a la Cámara por el Huila ha generado un remezón político de alto voltaje. Valencia, una de las figuras más influyentes del uribismo, no dudó en afirmar que Méndez es la persona adecuada para liderar la reconstrucción del partido en el departamento. Sin embargo, detrás de este espaldarazo también se ocultan tensiones internas, viejas disputas por el control del partido y un electorado desencantado que exige mucho más que promesas de unidad. La imagen sólida de Valencia podría representar un impulso importante para Méndez, pero también la expone a la presión de cumplir con las altas expectativas en un escenario político cada vez más fragmentado.
Divisiones
Más allá del apoyo de la senadora, la realidad interna del Centro Democrático en el Huila dista de ser coherente o unificada. Las pugnas entre sectores locales, sumadas al debilitamiento de las estructuras de base desde la pérdida de la curul en 2018, han dejado heridas difíciles de sanar. Varios liderazgos tradicionales del partido se han alejado, otros han optado por el silencio o han coqueteado con otras colectividades, generando un vacío político que Méndez deberá llenar si aspira a construir una candidatura sólida. Si bien hay rumores sobre respaldos adicionales de figuras como María Fernanda Cabal y Paola Holguín, lo cierto es que ninguna ha hecho un pronunciamiento oficial, lo que deja a Méndez aun navegando en aguas inciertas. Reunificar el partido no será una tarea menor.
Un reto
Tatiana Méndez, exdiputada y conocedora de la política regional, ha construido una carrera marcada por su disciplina, cercanía con las comunidades y una postura firme frente a temas sensibles. Sin embargo, en este nuevo escenario político, no basta con su hoja de vida. Se requiere de una propuesta integral que no solo entusiasme a los votantes uribistas, sino que recupere la credibilidad del partido en zonas donde ha sido desplazado por nuevas fuerzas políticas. Su liderazgo deberá ir más allá de los nombres y las alianzas para convertirse en un proyecto de transformación real que conecte con las necesidades del departamento.
Desgaste y la esperanza
El Huila es hoy una región políticamente activa, donde los partidos tradicionales compiten ferozmente por espacios de poder. En ese contexto, el Centro Democrático enfrenta una crisis de identidad que puede convertirse en oportunidad si Méndez logra reconectar con las bases, sumar liderazgos nuevos y ofrecer una visión renovada. No obstante, tendrá que superar resistencias internas, recuperar el entusiasmo de una militancia dispersa y presentarse como una alternativa seria frente a un electorado que, cada vez más, castiga la improvisación y premia la coherencia. El camino está abierto, pero lleno de obstáculos.




