UNA GRIETA CADA VEZ MÁS PROFUNDA

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En el Pacto Histórico del Huila las fisuras se sienten más que los acuerdos. La confrontación entre la congresista Leyla Rincón y el exdirector territorial Mauro Sánchez dejó de ser un roce interno para convertirse en un pulso político visible y tensionante. A través de redes sociales y reuniones locales, los señalamientos mutuos se han intensificado, dejando entrever no solo diferencias ideológicas sino disputas de poder y territorio electoral.

El más reciente episodio se vivió en Garzón, donde líderes comunales han expresado su rechazo abierto a la presencia de Rincón, señalando su gestión como deficiente y poco cercana a las comunidades. Del otro lado, Sánchez intenta posicionarse como un rostro fresco, aunque su pasado administrativo también genera resistencias internas.

Sin cohesión

La disputa entre ambos referentes refleja una dirigencia fragmentada, más ocupada en marcar territorio que en construir propuestas conjuntas. Pese a que el gobierno nacional ha destinado importantes recursos y proyectos al Huila, la bancada regional del Pacto no ha logrado capitalizarlos en favor de su imagen o estructura política.

Mientras tanto, figuras como Lourdes Mateus se mantienen en una ambigua posición: con apoyo ciudadano pero sin definiciones concretas. En medio del caos interno, la militancia exige unidad y coherencia, temerosa de que la falta de articulación les cueste curules en las próximas elecciones.

Si el Pacto no corrige el rumbo y apacigua los egos, corre el riesgo no solo de fracturarse, sino de convertirse en un recuerdo político prematuro.


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