Una cultura marcada por lo efímero 

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En los últimos años la moda rápida, se ha encargado de potencializar un mercado en el cual solamente se le da visibilidad a lo que está detrás de las vitrinas, pero… ¿Dónde quedan esas manos que fabricaron aquellas prendas?

Un proceso de producción que consiste en realizar prendas a bajo costo en periodos de utilidad muy cortos,  es esa demanda impuesta por los consumidores la que ha arremetido contra un fenómeno que aún persiste y es, la esclavitud moderna.

Una sistemática violación de derechos humanos que se producen por parte de los propietarios, trabajadores que han sido vulnerados y explotados; beneficiándose de sus necesidades económicas; países que han sido olvidados por el Estado, un gobierno y una sociedad que van en busca de intereses personales. Es la esclavitud moderna una de las problemáticas más importantes del mundo, pero que tristemente se hace caso omiso.

La esclavitud moderna se refiere a situaciones en donde las personas y entidades comerciales, le quitan la oportunidad a los trabajadores de ser libres, una libertad que es arrebata por promesas anónimas, entidades que se encargan de controlar su cuerpo para así ser explotados de la forma más elegante que se puede conocer junto con sus ‘atributos’, trabajo forzado y la servidumbre son las extensiones de dichas labores. Es la esclavitud moderna, la puerta de entrada para laborar en un mundo de fantasías,  una industria que se caracteriza por abusos mentales y físicos, pasando por los regímenes de trabajo obligatorio que los empleados tienen.

Y es que si hablamos de esclavitud nos remitiremos al reclutamiento forzado, se debe aclarar que aquí la esclavitud moderna no rádica en estas prácticas, pues aunque las personas no han sido secuestradas físicamente su condición económica los obliga a trabajar allí, pues ellos no tienen opción, ya su vida está decidida. 


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