La aspiración de Julio César Fierro Cediel, exsecretario de Infraestructura Vial del Huila, a la Alcaldía de Garzón ha desatado una ola de polémica en el escenario político regional. Fierro, quien manejó importantes contratos de obra pública durante su paso por la Gobernación, enfrenta críticas por los resultados irregulares de varias de esas intervenciones, especialmente en zonas rurales donde las comunidades aún esperan el cumplimiento de promesas relacionadas con mejoramiento vial y conectividad. Aunque legalmente no tiene investigaciones en curso que lo inhabiliten, su nombre quedó marcado en el debate público como un símbolo de la planificación deficiente y la ejecución tardía.
Su aparición como candidato ha generado molestia en sectores sociales y políticos que ven en su postulación una jugada de reciclaje del poder tradicional, disfrazada de tecnocracia. Se le señala de actuar en alianza con estructuras partidistas que históricamente han controlado la política en el municipio, sin responder de fondo a las demandas ciudadanas. La expectativa de un liderazgo renovador, para muchos, se desvanece al observar que Fierro representa una continuidad de modelos administrativos ya conocidos por su débil capacidad de gestión.
El respaldo de las viejas élites
A pesar de las críticas, Julio Fierro cuenta con el respaldo de importantes figuras del ámbito político regional, especialmente de sectores vinculados al oficialismo departamental. Con ese aval, ha iniciado reuniones estratégicas, visitas a barrios populares y encuentros con líderes comunitarios donde expone su plan de gobierno, el cual gira en torno a tres ejes: infraestructura, seguridad y empleo. Sin embargo, la falta de autocrítica frente a su gestión anterior en el sector público provincial deja un sinsabor entre quienes conocen de cerca los procesos administrativos que lideró.
Un escenario político tensionado
La candidatura de Fierro añade tensión a una contienda local que ya estaba marcada por la fragmentación política y el descontento ciudadano. Mientras algunos lo ven como una figura de experiencia técnica, otros lo consideran un actor de las viejas prácticas que han impedido una transformación estructural en Garzón. Su intención de asumir el liderazgo municipal despierta serias dudas sobre el rumbo que podría tomar la ciudad si prevalecen los intereses de quienes ya han tenido oportunidades de gobernar y no cumplieron las expectativas.
Su postulación, lejos de pasar desapercibida, encendió el debate y puso nuevamente sobre la mesa el dilema entre renovación política y perpetuación de los mismos actores. Fierro entra en el juego con fuerza, pero también con un lastre difícil de ocultar: la sombra de su pasado en la administración pública del Huila.




