Los ataques contra escuelas han aumentado en el último mes, con una decena de bombardeos que provocaron al menos 150 muertos,
La guerra en la franja ha arrebatado un curso escolar a miles de niños que abandonaron los centros educativos de la mano de sus familias, en un intento de encontrar un lugar seguro ante las constantes órdenes de evacuación del ejército israelí. En estos diez meses de guerra las escuelas -igual que los patios de los hospitales- se han convertido en refugios improvisados para palestinos desplazados. Para comprender las raíces de este problema, es necesario retroceder hasta 1947, incluso más allá. El caso de Israel encierra una triste paradoja. Por un lado, el Estado de Israel existe porque una resolución de Naciones Unidas le concede el derecho de existir. Es el primer Estado moderno creado de esta manera. Por el otro, el Estado de Israel no deja de vulnerar sistemáticamente todas y cada una de las resoluciones de esa misma organización que le dio la vida y que le reconoció la legitimidad de su existencia.
Con el paso de los años, las comunidades judías asentadas en la Palestina histórica fueron creciendo y, con ello, aumentaron los enfrentamientos entre los palestinos que reivindicaban la independencia y los judíos que consideraban ese territorio como propio. Ante este panorama, el Reino Unido acudió a Naciones Unidas en 1947, que emitió la Resolución 181 (II). Esta resolución dividió la región en dos Estados: uno árabe y otro judío. A este último se le asignó el 54% del territorio. A Jerusalén, ciudad clave para ambas culturas, se le asignó un estatus de “corpus separatum” bajo un régimen internacional.




