un problema sin resolver

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Popayán enfrenta una crisis ambiental

Las calles y ríos de Popayán continúan siendo afectados por la acumulación de residuos. Barrios como La Paz, La Esmeralda y el centro histórico son testigos de montones de basura que deterioran la imagen urbana y ponen en riesgo la salud pública. El río Molino, que atraviesa la ciudad, es uno de los lugares más afectados, convirtiéndose en un vertedero improvisado. La falta de controles efectivos y la baja cultura ciudadana agravan la problemática.

Falta de control y sanciones insuficientes

Las regulaciones existen, pero su aplicación es limitada. Aunque el Código Nacional de Policía contempla sanciones de hasta 833.000 pesos por disposición inadecuada de residuos, en Popayán estas multas son escasas. La percepción ciudadana es que no hay suficiente vigilancia ni compromiso por parte de las autoridades para hacer cumplir las normas. La falta de cifras claras sobre las sanciones impuestas refuerza la idea de impunidad frente a este problema.

Responsabilidad compartida

No toda la culpa recae en la administración. Los ciudadanos también tienen un papel fundamental en la solución del problema. Separar residuos en la fuente, respetar los horarios de recolección y reducir el consumo de plásticos son acciones clave. En Popayán, donde se generan aproximadamente 224 toneladas diarias de desechos, una parte significativa podría reciclarse o aprovecharse, pero termina en espacios públicos por falta de conciencia y educación ambiental. La solución pasa por un esfuerzo conjunto. Se requieren estrategias más efectivas, como el aumento en la frecuencia de recolección en zonas críticas, campañas de sensibilización y un control más estricto de las disposiciones de basura. También es fundamental que se visibilicen las sanciones para generar un efecto disuasivo en quienes incumplen las normas.

Un llamado a la acción

Popayán no solo debe ser reconocida por su historia y arquitectura colonial, sino también por su compromiso con el medio ambiente. La acumulación de basura no es solo una cuestión estética, sino un reflejo del nivel de responsabilidad compartida entre ciudadanos y administraciones. Es momento de asumir un compromiso real para lograr una ciudad más limpia y sostenible.


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