Un líder social fue secuestrado y hallado sin vida

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La Asociación Campesina de Inzá (ACIT) denunció el asesinato de un reconocido defensor de derechos humanos, Ernestro Muñoz, quien fue secuestrado el 13 de marzo en la vereda San Miguel por hombres armados. Según testigos, tras su retención, fue trasladado hacia los límites entre Inzá, Cauca, y La Plata, Huila, sin que se conociera su paradero hasta la mañana siguiente. Su desaparición generó gran preocupación en la comunidad y en organizaciones sociales, que exigieron su pronta aparición con vida.

Horas después de su secuestro, habitantes del sector reportaron la presencia de hombres armados en zonas rurales cercanas, lo que aumentó el temor entre la población. La incertidumbre terminó cuando la Red de Derechos Humanos del Suroccidente Colombiano confirmó el hallazgo del cuerpo sin vida en la vereda Asencio, en un sector conocido como Puente Quebrada El Chorrerón. Según el informe forense, la víctima presentaba nueve impactos de bala, seis de ellos en la cabeza, lo que evidenció la brutalidad del ataque.

El defensor comunitario era ampliamente reconocido por su liderazgo en la defensa del territorio y los derechos de los campesinos. Integraba diversas organizaciones sociales, como la Junta de Acción Comunal de la vereda San Miguel, la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (ANZORC), el Proceso de Unidad Popular del Suroccidente Colombiano (PUPSOC) y la Marcha Patriótica. Su labor en la protección del territorio lo convirtió en una voz clave en la región, lo que también lo expuso a amenazas y constantes hostigamientos.

La ACIT expresó su preocupación por la creciente ola de violencia contra líderes comunitarios en el suroccidente del país y exigió a las autoridades esclarecer los hechos. Según denuncias de la comunidad, en los últimos meses se ha registrado un aumento en los ataques contra defensores de derechos humanos y campesinos organizados. La organización también pidió la intervención de organismos nacionales e internacionales para garantizar la seguridad de quienes continúan con la lucha social en la zona. Este crimen refleja el grave panorama de inseguridad que viven los líderes sociales en Colombia.


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