Un desembarco histórico que revive las mejores épocas del río

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Barranquilla vivió un momento para la historia este 18 de abril, Viernes Santo, con la llegada del crucero AmaMagdalena, el primero en surcar el río del mismo nombre con fines turísticos después de más de seis décadas. Con él, regresó la tradición de la navegación fluvial de pasajeros por la arteria fluvial más importante de Colombia, en un hito que promete transformar no solo la percepción del río Magdalena, sino también la economía y el turismo en las poblaciones que lo rodean.

Uno de los pasajeros que marcó con su presencia este momento fue el profesor jubilado estadounidense Niel Vernon, quien regresó a Colombia tras cuatro décadas para revivir recuerdos de su juventud y, de paso, conocer por primera vez la majestuosidad del Magdalena desde su cauce. “Yo viví un año entero en Bogotá, como parte de un intercambio con la Universidad Pedagógica Nacional, y aproveché para recorrer el país. Pero nunca había estado en el río, y ahora, después de tantos años, verlo desde este crucero ha sido una experiencia maravillosa”, comentó emocionado.

Un viaje cargado de memoria

El AmaMagdalena no solo transporta turistas, sino que también carga con la memoria de una nación. La navegación fluvial turística en Colombia vivió su auge entre las décadas de 1920 y 1930, cuando los vapores eran la forma predilecta de viajar por el país. Pero con el auge de las carreteras en los años 50, el interés decayó, y el golpe final llegó en 1962, cuando el último barco a vapor, el David Arango, se incendió en el puerto de Magangué.

Desde ese día, el turismo fluvial quedó en el olvido, hasta ahora. “El 7 de enero de 1962 se cerró una era. Hoy, el AmaMagdalena la reabre. Este crucero está llevando turismo a lugares que durante años quedaron al margen del desarrollo. Es la reivindicación del río como vía de vida, de historia y de futuro”, explicó Clemente Fajardo, asesor de AMA Waterways, la empresa detrás de esta travesía fluvial.

Barranquilla, epicentro del renacer

La llegada del crucero a Barranquilla, en plena Semana Santa, fue simbólica: la ciudad fue uno de los principales puertos fluviales del país y, con este desembarco, retoma su protagonismo en el mapa del turismo internacional. Los pasajeros, todos extranjeros, vivieron un recorrido único por el corazón del Caribe colombiano, en un itinerario que incluye experiencias culturales, paisajes naturales y encuentros con comunidades ribereñas.

El impacto ha sido tal, que los viajes programados para los próximos dos años ya están completamente vendidos, demostrando el potencial de esta apuesta por el turismo de calidad en la región.

Un puente entre el pasado y el futuro

Para Niel Vernon, la experiencia no solo fue un reencuentro con el país que lo marcó en su juventud, sino también una forma de cerrar el círculo. “He viajado en cruceros por Europa y Asia, pero este fue especial. Fue volver a un lugar que siempre llevé en el corazón. Y conocer el río Magdalena, por fin, fue como llenar un vacío”, expresó con emoción.

Así como Vernon, cientos de turistas tendrán ahora la oportunidad de recorrer Colombia desde una perspectiva distinta, a bordo de un crucero que no solo flota sobre el agua, sino también sobre el tiempo. El AmaMagdalena es, en definitiva, una apuesta por recuperar la memoria histórica del país, reactivar la economía ribereña y conectar a Colombia con el mundo a través de uno de sus símbolos más poderosos: su río.


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