Al igual, agregaron que Jair vivía en la vereda La Playa perteneciente al municipio de Argelia, sur del Cauca, pero por destinos de la vida tubo que desplazarse hasta la ciudad de Cali, donde infortunadamente todos sus sueños y propósitos se vieron cegados por el atroz asesinato.
“Todos los caucanos sabemos que la situación en Argelia es muy complicada; las fuentes de empleo son escasas, hay muchos problemas sociales y económicos, una región abandonada por el Estado y por el mismo gobierno Departamental. El conflicto armado cada día recrudece y estas son algunas de las causas por lo que las personas buscan paz y tranquilidad en otras ciudades”, explicó uno de sus amigos, quien el igual se encontraba sorprendido por la muerte de Jair.
Hasta el momento, sus dolientes y compañeros no tienen esclarecido lo acontecido. Ahora solo esperan que el responsable del homicidio sea capturado para que le caiga todo el peso de la ley. “Es un trago muy amargo que nos dio la vida, nos sentimos impotentes, perder un ser querido es algo doloroso, algo que destruye lentamente el corazón”.



