Un bastión médico en medio del conflicto

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El Hospital Universitario San José de Popayán se ha convertido en el último refugio para las víctimas de la violencia que golpea al Cauca. En medio de una crisis financiera que amenaza su funcionamiento y una escalada de atentados que aumenta la demanda de atención médica, esta institución sigue en pie, resistiendo las dificultades. Bajo la dirección de Juan Carlos Arteaga y el compromiso de su equipo de médicos, enfermeros y personal administrativo, el hospital ha logrado sostener su operatividad, a pesar de las adversidades. La situación, sin embargo, es cada vez más crítica. La deuda que mantienen las EPS con el hospital asciende a cifras alarmantes, lo que impide la compra de insumos, el mantenimiento de equipos y la estabilidad del personal de salud. Aun así, la vocación de servicio de quienes trabajan en el San José ha evitado un colapso total del sistema, garantizando la atención de quienes llegan con heridas de guerra o enfermedades desatendidas por el sistema de salud.

Emergencia tras la explosión en Piendamó

El reciente atentado con una moto bomba en Piendamó puso a prueba, una vez más, la capacidad de respuesta del hospital. La explosión dejó 73 personas heridas, muchas de ellas con lesiones graves causadas por esquirlas y la onda expansiva del artefacto. Trece de los afectados fueron trasladados al Hospital San José, donde los médicos y enfermeros, acostumbrados a trabajar bajo presión, hicieron todo lo posible por estabilizar a los pacientes. Cinco de ellos llegaron en estado crítico y requirieron atención inmediata en la unidad de cuidados intensivos. Según testigos del ataque, el estruendo fue ensordecedor, y después de la detonación, lo único que se escuchaba eran gritos de auxilio y pedidos de ayuda de las personas atrapadas en el lugar de los hechos. Esta escena, lamentablemente, se ha vuelto recurrente en el Cauca, donde la violencia no da tregua y los hospitales deben estar preparados para atender a decenas de víctimas de un momento a otro.

Deudas millonarias y falta de insumos

El Hospital Universitario San José enfrenta una crisis financiera sin precedentes. Las millonarias deudas que las EPS han acumulado con la institución han generado un déficit preocupante, afectando directamente la capacidad de compra de medicamentos, equipos y materiales quirúrgicos. La administración del hospital ha tenido que recurrir a estrategias de optimización de recursos, priorizando la atención de urgencias y reduciendo gastos en otras áreas. Sin embargo, esta situación no solo impacta la infraestructura y los servicios, sino también al personal de salud, que trabaja en condiciones cada vez más difíciles. Los médicos y enfermeros han denunciado la falta de insumos esenciales para atender a los pacientes, desde guantes y suturas hasta medicamentos básicos. A pesar de estos obstáculos, el hospital sigue adelante, gracias al compromiso de su equipo humano, que ha demostrado una resiliencia admirable ante las adversidades.

Un epicentro de atención en el suroccidente

El Hospital San José no solo atiende a la población de Popayán, sino que es el principal centro de referencia para múltiples municipios del Cauca y otras regiones del suroccidente colombiano. Su capacidad de atención lo convierte en el único hospital de alta complejidad en un territorio marcado por la violencia y el abandono estatal. Enfrentamientos entre grupos armados, ataques con explosivos y balaceras en zonas urbanas y rurales han convertido a este hospital en el punto clave para salvar vidas en medio de la crisis. Cada semana, el personal del hospital recibe pacientes que han sufrido ataques con armas de fuego, explosivos o enfrentamientos directos. A pesar de la sobrecarga de trabajo y la escasez de recursos, los equipos médicos han logrado estabilizar a la mayoría de los heridos, evitando que la cifra de víctimas fatales sea aún mayor.

La salud no puede esperar

El personal del hospital sigue luchando a diario para mantener la atención médica a pesar de los obstáculos. “La situación es difícil, pero no bajamos los brazos”, aseguran desde la dirección del San José. La falta de recursos y el aumento de víctimas ponen en riesgo la operatividad del hospital, pero el compromiso de su equipo es inquebrantable. Médicos, enfermeros y administrativos han demostrado que su prioridad es la vida de los pacientes, sin importar las circunstancias ni el origen del conflicto. Mientras la violencia sigue cobrando víctimas en el Cauca, el San José resiste. Lo hace con esfuerzo, con valentía y con la convicción de que la salud debe estar por encima de cualquier guerra. Sin apoyo financiero ni una solución a la crisis de las EPS, el futuro del hospital es incierto, pero su misión sigue intacta: salvar vidas en un territorio donde la muerte acecha cada día.


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