En un hecho sin precedentes, Ucrania llevó a cabo un ataque masivo con drones contra Rusia pocas horas antes de iniciar una reunión clave para negociar una tregua. Según el Ministerio de Defensa ruso, las fuerzas antiaéreas derribaron 337 drones sobre su territorio, incluyendo 91 en la región de Moscú.
Este ataque, considerado el más grande desde el inicio del conflicto, dejó un saldo de al menos dos muertos y 14 heridos, según informó el gobernador de la región de Moscú, Andréi Vorobiov. Uno de los fallecidos era un guardia de seguridad en Domodédovo, donde un dron provocó un incendio que calcinó más de veinte vehículos.
Las autoridades rusas suspendieron temporalmente las operaciones en varios aeropuertos, incluyendo los de Moscú, Nizhni Nóvgorod y Yaroslavl, como medida de seguridad ante la ofensiva. Mientras tanto, el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, calificó el ataque como el más masivo registrado en la capital rusa.
LA RESPUESTA DEL KREMLIN
Desde Kiev, el jefe del Centro contra la Desinformación del Consejo para la Seguridad Nacional de Ucrania, Andrí Kovalenko, justificó la operación como una “señal” para que el Kremlin considere la propuesta de alto al fuego aéreo formulada por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Según Kovalenko, este ataque demuestra que Rusia no solo debe preocuparse por la seguridad de sus refinerías, sino también por la vulnerabilidad de su propia capital.
El bombardeo coincide con una reunión en Arabia Saudí entre representantes de Ucrania y Estados Unidos, en la que Kiev podría proponer una tregua aérea y marítima. Esta iniciativa, de ser aceptada, sería trasladada al presidente ruso Vladímir Putin a través de la delegación estadounidense. La respuesta del Kremlin a esta propuesta será clave para evaluar su disposición a poner fin al conflicto, señalaron fuentes ucranianas.
