Turismo fatal, un problema sistémico

La combinación de drogas altamente potentes y accesibles, como la cocaína de alta pureza y el “tusi” (una mezcla de morfina, heroína o fentanilo), junto con potenciadores sexuales, crea un cóctel mortal que ha resultado en infartos y sobredosis fatales entre los visitantes. Este oscuro atractivo de la ciudad, donde la fiesta y el placer parecen no tener límites, se convierte en una trampa fatal.
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Turismo fatal, en el corazón de Medellín, una ciudad conocida por su resurgimiento y su vibrante vida nocturna. Se esconde una sombría realidad que ha cobrado la vida de 26 turistas extranjeros en lo que va del 2024. Este año, la ciudad ha sido testigo de una serie de muertes en circunstancias extrañas. Entre las que se destaca el caso del fotógrafo suizo Jean-Olivier Curdy, encontrado sin vida frente a su hotel en El Poblado. Su muerte, clasificada inicialmente como un “suicidio por lanzamiento al vacío”. Se suma a una preocupante lista de fallecimientos que plantean serias preguntas sobre la seguridad y el tipo de turismo que se está promoviendo en Medellín.

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Tendencias alarmantes

Las estadísticas del Observatorio de Turismo de la Personería de Medellín revelan una tendencia alarmante: solo en 2023, 41 turistas extranjeros murieron en la ciudad. Este año, la cifra ya asciende a 26, con muchas de estas muertes envueltas en un velo de misterio y sospecha. Los informes policiales, a menudo escuetos y carentes de profundidad, no logran disipar las inquietudes sobre una posible élite criminal que opera en las sombras, alimentando un lucrativo negocio de turismo sexual y de drogas.
Fernando Quijano, analista de seguridad de Medellín. Sostiene que detrás de estas muertes se esconde una élite criminal emergente, grupos poderosos que manejan el multimillonario negocio de la “rumba dura” y la explotación sexual.

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Estas bandas, según Quijano, no solo operan con impunidad. Si no que también se han sofisticado en el uso de sustancias peligrosas como la escopolamina, utilizada para someter a sus víctimas, y que ha sido relacionada con al menos cuatro de las muertes de este año.
La combinación de drogas altamente potentes y accesibles, como la cocaína de alta pureza y el “tusi brutal” (una mezcla de morfina, heroína o fentanilo). Junto con potenciadores sexuales, crea un cóctel mortal que ha resultado en infartos y sobredosis fatales entre los turistas. Este oscuro atractivo de Medellín, donde la fiesta y el placer parecen no tener límites, se convierte en una trampa mortal para muchos visitantes.
Más allá de las medidas coyunturales y los esfuerzos locales por reducir el impacto de esta problemática, es evidente que se necesita un enfoque más estratégico y coordinado. La dinámica del turismo en Medellín ha superado la capacidad de respuesta de la administración local.

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