Trump promete medidas enérgicas en inmigración tras tiroteo contra miembros de la Guardia Nacional en Washington

Miembros de la Guardia Nacional detrás de una cinta amarilla donde dos miembros del cuerpo fueron atacados cerca de la Casa Blanca en Washington, el 26 de noviembre de 2025. Nathan Howard/Reuters
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El tiroteo en Washington contra dos reservistas de la Guardia Nacional desató una fuerte reacción del presidente Donald Trump, quien rápidamente convirtió el ataque en argumento para endurecer aún más sus políticas migratorias. Desde Mar-a-Lago, Trump pasó de lamentar la tragedia a culpar a la administración Biden por permitir la entrada al país del presunto atacante afgano, afirmando que el hecho evidencia la “mayor amenaza a la seguridad nacional”. El mandatario aprovechó el episodio para extender sus críticas a otros grupos migrantes, como los somalíes en Minnesota, en declaraciones sin relación directa con el incidente.

El ataque, cuyas circunstancias exactas aún se investigan, reavivó cuestionamientos sobre los procesos de verificación de antecedentes de inmigrantes afganos que llegaron tras la retirada de EE. UU. en 2021. También surgieron dudas sobre posibles fallas de inteligencia bajo el actual mandato de Trump y sobre si el tirador actuó inspirado por propaganda extremista. La investigación deberá determinar si se trató de un ataque politizado o un acto oportunista, algo que influirá directamente en el debate político que rodea el caso.

La presencia de la Guardia Nacional en Washington ya era motivo de una intensa controversia antes del tiroteo. Trump ha promovido una estrategia de militarización de las ciudades, justificando el despliegue como una medida de seguridad y orden, pese a críticas que lo acusan de autoritarismo y de violar leyes que limitan el uso militar en funciones policiales. La reciente orden judicial que declaró ilegal el despliegue aumentó la tensión, aunque quedó temporalmente suspendida mientras avanza la apelación. Tras el ataque, Trump solicitó 500 soldados adicionales para reforzar la capital.

El incidente generó preocupación entre funcionarios locales, congresistas y expertos en seguridad, quienes cuestionan si los guardias cuentan con el entrenamiento y la protección necesarios para desempeñar funciones policiales en un ambiente políticamente cargado. Para muchos, el ataque confirma los riesgos advertidos previamente: la alta visibilidad de los soldados podría convertirlos en blancos vulnerables. Autoridades como la alcaldesa Muriel Bowser y exjefes policiales señalan que la misión es inusual, poco clara y potencialmente peligrosa.

A nivel político, la tragedia ocurre en un contexto de polarización extrema y se perfila como un nuevo punto de presión en el debate sobre migración, seguridad nacional y militarización interna. Aunque líderes de ambos partidos llamaron a la moderación y a la solidaridad con los heridos, se anticipa que el tiroteo tendrá consecuencias significativas en la discusión pública. El episodio también pone en entredicho la estrategia de seguridad impulsada por Trump, justo cuando intenta demostrar que su enfoque ha hecho de Washington una ciudad más segura.


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