Alemania tuvo que esforzarse mucho más que la semana pasada contra Escocia. Pero cuando más difícil se ponen las cosas, más brillan sus estrellas para resolver los partidos últimamente. Esta vez fue Gündogan, asistiendo a Musiala en el primer gol de la tarde y luego marcando el 2-0 final en la segunda mitad.
Hungría, ordenada y valiente, cayó con todos los honores. Pero cayó. Y los alemanes, con seis puntos asegurados que les garantizan al menos terminar la fase de grupos como uno de los cuatro mejores terceros, respiran tranquilos. Están en octavos. Como la primera selección de esta Eurocopa.
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Nagelsmann no cambió su once inicial. ¿Para qué modificar lo que funcionó tan bien en el debut? Kroos como director de orquesta, Andrich como guardaespaldas, y arriba, balones a la nueva pareja de moda formada por Wirtz y Musiala. Wusiala. Pero Hungría no fue Escocia. A la anfitriona le tocó trabajar duro contra un combinado magiar que planteó un bloque bajo muy sólido para luego tratar de sorprender a la contra.
Y la estrategia de Rossi funcionó. A Alemania le costaba mucho derrumbar el muro defensivo, mientras que los húngaros encontraban amplios espacios por los costados una vez recuperaban el balón y cruzaban la mitad del campo. Alemania necesitaba una idea, una chispa mágica para destrabar el encuentro. Y de nuevo apareció la dupla de la que habla toda Alemania. Wirtz vio a su mejor aliado en la frontal, Musiala le pasó el balón a Gündogan y este, tras un leve empujón a Orban, se la devolvió a Jamal para que fusilara a Gulacsi. La hinchada húngara se quejó, pero el VAR validó el gol. Polémico.
Pero Hungría no se rindió. Todo lo contrario. Un tiro libre de Szoboszlai obligó a Neuer a reafirmarse como titular, y un gol de Sallai al borde del descanso fue anulado por fuera de juego. Lo mismo sucedió en la segunda mitad. Un cabezazo de Varga desde el área chica se fue alto por poco. Alemania ya no se veía tan cómoda, ni en defensa ni en ataque. Hasta que Mittelstädt, lateral del Stuttgart jugando en su casa, lanzó un centro raso al corazón del área donde esperaba Gündogan para sellar el 2-0 y asegurar el pase a octavos.




