Jerusalén/Teherán – La breve pero intensa confrontación entre Israel e Irán, que ya es conocida como la “Guerra de los doce días”, terminó sorpresivamente en la madrugada del 24 de junio con un alto el fuego del que aún se desconocen los términos. El acuerdo, propuesto por Estados Unidos en coordinación con Catar, puso fin a casi dos semanas de intercambios de bombardeos, con un saldo devastador de cientos de muertos —610 solo en Irán, sin contar las bajas militares— y una creciente incertidumbre en la región.
¿Se logró frenar el programa nuclear iraní?
El principal objetivo declarado por Israel fue frenar el desarrollo nuclear iraní, atacando las instalaciones clave de Isfahán, Natanz y Fordó. Mientras el primer ministro Benjamín Netanyahu y el expresidente estadounidense Donald Trump afirman que la ofensiva retrasó el programa iraní por “años”, informes preliminares de inteligencia israelí y estadounidense son más cautos: hablan de un atraso de solo meses.
El profesor e iranólogo Raffaele Mauriello, desde Teherán, sostiene que Israel no tiene la capacidad técnica para destruir el programa nuclear iraní. “Irán ya alcanza el 60 % de enriquecimiento de uranio; la bomba es al 90 %. El daño puede retrasar el avance, pero no eliminarlo”, explica.
¿Qué pasó con la intención de un cambio de régimen?
En los primeros días de la ofensiva, tanto el Gobierno israelí como Trump utilizaron una retórica agresiva contra el régimen iraní, sugiriendo incluso que un cambio político en Teherán podría ser una consecuencia deseada. Sin embargo, esa narrativa se diluyó rápidamente con el transcurso de la guerra.
Expertos explican que, lejos de debilitar al Gobierno, los ataques israelíes generaron un efecto de cohesión nacional en Irán. “Incluso quienes rechazan al régimen se unieron en defensa del país”, afirma el investigador Menahem Merhavy desde Jerusalén.
Consecuencias económicas y falta de claridad
El conflicto tuvo un alto costo económico. Según el profesor Esteban Klor de la Universidad Hebrea, los primeros diez días le costaron a Israel cerca de 5.011 millones de euros, equivalentes al 1,5 % del PIB. El impacto en Irán es más difícil de medir debido a la opacidad informativa y su ya golpeada economía bajo sanciones internacionales.
El final del conflicto no ha sido explicado oficialmente por ninguno de los dos gobiernos. No se conocen los términos exactos del acuerdo ni las posibles concesiones. La única certeza es que fue impulsado diplomáticamente por Washington y Doha.
Un conflicto sin cierre claro
Aunque las armas se han silenciado, las tensiones permanecen. Analistas advierten que la tregua puede ser solo una pausa temporal en una confrontación de largo aliento. Las preguntas clave —si el programa nuclear iraní ha sido realmente afectado, si se logró algún cambio estratégico, y cuál fue el precio político y diplomático de la tregua— siguen sin respuesta.



