La familia de Cindy Viviana Varón Guaca, ama de casa caleña desaparecida en el municipio de Corinto, Cauca, en 2019, podría estar más cerca de conocer la verdad. Una entidad humanitaria —presuntamente la Cruz Roja Internacional— estaría adelantando acciones para acceder al sitio donde podrían estar los restos de la joven, quien desapareció junto a su esposo y otras cinco personas hace casi seis años.
Cindy Viviana tenía 28 años y era madre de una niña de cinco cuando, el 28 de mayo de 2019, viajó desde Cali hacia Corinto con su esposo, Carlos Ortiz, y otras personas, en un automóvil particular y motocicletas. Poco después de llegar al municipio, fueron retenidos, presuntamente, por miembros de un grupo armado ilegal. Posteriormente, sus vehículos aparecieron incinerados a las afueras del casco urbano. Desde entonces, no se volvió a saber de ellos.
“Sabemos que viajaron a hacer unas diligencias, pero no regresaron. Desde ese día comenzó una lucha imparable de nuestra familia por saber qué ocurrió”, relata Lady Varón Guaca, hermana de Cindy. “Hemos recorrido el norte del Cauca, el suroccidente del país y hasta el Huila, buscando pistas”.
Durante ese periodo, la zona estaba bajo control del naciente Sexto Frente de las disidencias de las Farc, que más adelante se consolidaría como el grupo armado Dagoberto Ramos, bajo el mando de alias Iván Mordisco.
Pese a las denuncias presentadas ante la Fiscalía General de la Nación y los múltiples llamados a instancias nacionales —incluida una carta enviada a un expresidente—, las familias no han obtenido respuestas claras. Hoy, sin embargo, aparece una posibilidad concreta.
“Nos llegó la versión de que una entidad humanitaria planea llegar al sitio donde estarían sus restos. Oramos para que eso sea cierto, porque sería el primer paso para cerrar este doloroso capítulo”, afirma Lady, quien ha criado a su sobrina con la esperanza de algún día contarle la verdad.
Las personas desaparecidas junto a Cindy serían Jimmy Sandoval Astudillo, conductor informal, Carlos Ortiz, esposo de Cindy, y otros tres ciudadanos cuyas identidades no han sido plenamente confirmadas.
El caso representa una de las múltiples desapariciones en contextos de violencia armada que siguen sin resolverse en el norte del Cauca, una región marcada por el conflicto y el silencio. Ahora, las familias de las víctimas claman que esta oportunidad traiga verdad, justicia y un cierre digno.

