La Flotilla humanitaria Global Sumud, compuesta por unos 45 barcos y centenares de activistas propalestinos de más de 45 países —entre ellos latinoamericanos, españoles y la activista sueca Greta Thunberg—, fue interceptada por la Marina israelí cuando se dirigía hacia la Franja de Gaza con ayuda humanitaria. La flotilla había zarpado desde Barcelona a inicios de septiembre y había hecho escala en Túnez, donde ya había sufrido ataques con drones y hostigamiento marítimo.
Según reportaron los organizadores, nueve embarcaciones fueron detenidas en aguas internacionales y una de ellas sufrió una colisión con barcos militares israelíes. Para el jueves en la mañana, al menos 40 de las 45 naves habían sido interceptadas o se presumía que lo habían sido, y se perdió contacto con varias de ellas. Israel justificó la acción alegando que los barcos intentaban ingresar en zonas sometidas al bloqueo marítimo que impone sobre Gaza desde hace años. La ONU ha advertido que el enclave palestino enfrenta una hambruna agravada por la ofensiva israelí, lanzada tras los ataques de Hamás el 7 de octubre de 2023.
El gobierno israelí anunció que todos los activistas serán deportados a Europa una vez lleguen a puertos israelíes, asegurando que “los pasajeros están a salvo y con buena salud”. Sin embargo, el portavoz del movimiento pro Gaza, Saif Abukeshek, declaró que los barcos que aún no habían sido capturados seguían firmes en su decisión de romper el bloqueo.
La operación militar israelí provocó reacciones diplomáticas inmediatas en varios países:
- España convocó a la encargada de negocios de Israel en Madrid y confirmó la participación de 65 ciudadanos en la flotilla, además de enviar un barco de escolta.
- Colombia, por orden del presidente Gustavo Petro, expulsó a la delegación diplomática israelí en Bogotá tras denunciar la detención de dos ciudadanas colombianas y exigir su liberación.
- México confirmó la detención de tres de sus siete activistas y pidió garantías de respeto a sus derechos e integridad.
- Brasil condenó el operativo israelí, recordando que entre los detenidos había 15 brasileños, incluida la diputada Luizianne Lins, y responsabilizó a Israel por su seguridad.
El movimiento islamista Hamás calificó la acción israelí como “piratería y terrorismo marítimo”, mientras que diversas organizaciones internacionales expresaron preocupación por la seguridad de los participantes.
En resumen, la interceptación de la flotilla humanitaria no solo ha tensado aún más el conflicto en Gaza, sino que ha generado un choque diplomático con países de Europa y América Latina, además de reavivar las críticas al bloqueo israelí sobre el territorio palestino.


