Transición energética en Colombia no se limita a un simple discurso

Los proyectos ambientalmente sostenibles son beneficiarios potenciales de fuentes de financiación, que resultan interesantes para los inversionistas.
Cortesía.
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En Colombia se espera un impulso adicional a las energías renovables con la posesión del gobierno electo, para lo cual sería deseable un aumento, o al menos el mantenimiento de los incentivos fiscales para estos proyectos.

Actualmente se cuenta con una infraestructura de generación eléctrica de casi tres mil proyectos solares fotovoltaicos, más de 20 granjas solares y tres parques eólicos que equivalen a una generación cercana a 1000 MW lo que a su vez equivale a una reducción aproximada de un millón de toneladas de CO2 en emisiones.

Álvaro Josué Yáñez, socio de la firma CMS Rodríguez-Azuero, afirmó que “es una apuesta a mejorar nuestro entorno y asegurar el crecimiento de una manera sostenible, garantizando que este no traiga consigo la semilla de su propia destrucción a través de impactos ambientales negativos. Además, los proyectos ambientalmente sostenibles son beneficiarios potenciales de fuentes de financiación, que resultan interesantes para los inversionistas”.

Es importante recordar que para que la transición sea exitosa conviene que la misma se adapte a la realidad energética: Colombia tradicionalmente ha generado su energía eléctrica a partir de fuentes limpias, particularmente aprovechando la riqueza hídrica del país.

El fenómeno del Niño de los años 90 obligó a conformar una red de respaldo térmico que pudiera abastecer la demanda en eventos de bajas lluvias. Ese respaldo se brinda fundamentalmente a través de termoeléctricas que operan alimentadas, en buena parte, por gas natural.

Adicionalmente, desde los años 90, el país ha hecho esfuerzos por construir redes de distribución de gas natural en centros poblados, lo cual hoy permite que millones de hogares cocinen o calienten el agua a un costo razonable para los ciudadanos. Así, la riqueza de Colombia en yacimientos de gas e infraestructura energética debe ser un combustible para asegurar una transición segura y exitosa para el país.

Adicionalmente, Colombia podría convertirse en un exportador de hidrógeno, ya que cuenta con los recursos y la ubicación idónea para la producción de este energético, que está perfilado como uno de los más importantes en un futuro, convirtiéndolo en un renglón importante de los ingresos nacionales.  Además, al abastecer la demanda energética con fuentes renovables y que no generan emisiones, genera una ventaja de manejo responsable y sostenible de los recursos naturales.

Agregó que “la transición energética en Colombia no se limita a un simple discurso, sino que corresponde a una verdadera política de estado en plena ejecución. Su futuro recae en que el próximo gobierno, y los que sigan, comprendan que la transición energética es una política de Estado, no de gobierno, siguiendo la ruta marcada en el CONPES de Transición Energética”.

 


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