Proyecto de transfuguismo divide al Congreso y destapa reacomodos políticos de cara a 2026
El Congreso de la República se prepara para un candente debate sobre el proyecto de acto legislativo que busca revivir el transfuguismo en Colombia. El articulado permitiría a los congresistas cambiarse de partido una única vez, sin ser sancionados ni perder su curul, una medida que ha despertado un gran interés entre decenas de parlamentarios que hoy no se sienten identificados con las colectividades que los avalaron en 2022.
El sexto debate de esta reforma está agendado para este martes 6 de mayo de 2025, tras una accidentada sesión anterior marcada por fallas técnicas y pérdida del quórum, que impidieron siquiera votar los impedimentos.
El proyecto se ha convertido en uno de los más polémicos de la legislatura. El Centro Democrático y el Partido Conservador ya anunciaron su férrea oposición, lo que podría poner en riesgo su aprobación. Sin embargo, algunos sectores del Pacto Histórico, el Partido Liberal y otros bloques minoritarios la están promoviendo con fuerza, al ver en esta iniciativa una salida política ante las tensiones internas que enfrentan.
Congresistas hacen fila: el transfuguismo, una “tarjeta verde” política
De aprobarse el proyecto en sus tres debates restantes, los congresistas podrían cambiar de partido antes de las elecciones legislativas de 2026, algo prohibido por las actuales normas de régimen de bancadas. Esta excepción sería de uso único, lo que ha generado una “fila invisible” de legisladores listos para reconfigurar el tablero político del país.
Uno de los sectores más interesados es el Pacto Histórico, coalición que nació como un frente amplio de izquierda para las elecciones de 2022, pero que ahora busca convertirse en un partido único. Este proceso ha generado tensiones, ya que varios legisladores fueron elegidos bajo el aval de movimientos independientes como el Mais, y ahora desean integrarse formalmente al nuevo partido.
Entre ellos se encuentran la senadora María José Pizarro y el representante David Racero, quienes estarían impedidos de cambiar de colectividad sin esta reforma, a pesar de su cercanía con el núcleo del gobierno de Gustavo Petro.
Otras figuras clave que podrían beneficiarse del transfuguismo
El representante Daniel Carvalho, electo por Verde Oxígeno, también ha manifestado su interés en que el proyecto prospere. Su relación con ese movimiento, liderado por la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, se fracturó desde los inicios del cuatrienio, y busca un nuevo espacio político más afín.
Igualmente, en Cambio Radical, el senador Temístocles Ortega —quien fue embajador del gobierno Petro y simpatiza con su agenda— también sería un potencial beneficiario. Su cercanía con el Ejecutivo lo aleja del discurso opositor de su partido de base.
Por su parte, la representante Katherine Miranda, de Alianza Verde, quien ha tenido diferencias públicas con su colectividad, podría encontrar en el transfuguismo una salida para realinear su carrera política sin renunciar al Congreso.
Chacón, el promotor: “Es una reforma necesaria”
El senador liberal Alejandro Carlos Chacón, ponente del proyecto, ha defendido la iniciativa como una medida de corrección institucional. Según él, el transfuguismo permitiría sincerar la representación política en el Congreso, hoy plagada de fracturas internas, disputas ideológicas y coaliciones que ya no reflejan la voluntad de los electores.
Sin embargo, los críticos aseguran que esta “ventana de cambio” puede convertirse en un incentivo para la volatilidad, el oportunismo político y el debilitamiento de los partidos.
La oposición crece: ¿está el proyecto condenado a hundirse?
A pesar del entusiasmo de algunos sectores, el ambiente político se ha ido enrareciendo. La sesión pasada fue suspendida abruptamente, y la bancada del Centro Democrático —encabezada por el senador Alirio Barrera, quien presidía la plenaria— ha liderado los cuestionamientos al proyecto.
Incluso, el expresidente Álvaro Uribe Vélez se pronunció en contra, advirtiendo que esta reforma puede debilitar la democracia interna de los partidos. A esto se suma la incertidumbre por el cumplimiento del quórum en los próximos debates, ya que el desgaste político y las divisiones internas amenazan con frenar el avance del proyecto.
¿Qué viene para el transfuguismo?
El proyecto necesita superar tres debates más antes de convertirse en ley. De lograrlo, se habilitaría un reacomodo masivo en el Congreso, a solo un año de las elecciones legislativas de 2026. Las consecuencias podrían ser profundas:
- Cambios en las mayorías del Congreso
- Reconfiguración de coaliciones de gobierno y oposición
- Transformación de partidos tradicionales y alternativos
Por ahora, la atención está puesta en la sesión del 6 de mayo, donde se sabrá si el transfuguismo avanza o se hunde en medio del caos político.



