Luisa Fernanda Mosos Borrero, una mujer huilense de 39 años, había emigrado a Italia hace ocho años cargando un sueño en su maleta: asegurarles un mejor futuro a sus dos hijos y a su madre, Lucila Borrero.
Su anhelo era comprar una casa en Neiva para que su familia pudiera vivir con dignidad. Durante todo este tiempo, trabajó arduamente en ese propósito, enviando dinero cada mes para el arriendo, el mercado y las necesidades del hogar.
Sin embargo, su historia tuvo un giro doloroso. Luisa fue encontrada sin vida en el apartamento que compartía con su pareja sentimental, en la localidad de Adria, provincia de Rovigo, región de Véneto, Italia. La noticia, desgarradora, le fue comunicada a su madre justo cuando Neiva celebraba el Festival del Bambuco.
Llamada devastadora
Lucila, quien se había preparado para vender cerveza en las calles durante las festividades, recibió una llamada el pasado 28 de junio que le cambió la vida: su hija había muerto en circunstancias que aún no han sido esclarecidas. Según la versión preliminar entregada por las autoridades italianas, se habría tratado de un suicidio. Pero la familia se resiste a creer esa hipótesis.
“Ella no se habría quitado la vida, no por un hombre ni por una mujer. Siempre decía que primero estaban sus hijos. Ella era fuerte”, afirmó entre lágrimas la madre de la neivana fallecida.
Relación bajo tensión
Luisa Fernanda había comenzado una nueva relación con una mujer colombiana que trabaja como DJ. Aunque nunca lo expresó abiertamente, su entorno sabía que la relación no era estable. “Peleaban mucho, esa muchacha era muy celosa”, narró la progenitora. Incluso, sus amigas en Italia afirman que Luisa había manifestado su intención de buscar un nuevo apartamento debido a episodios de violencia.
“Ella nos contaba que la golpeaba. Ahora aparece ahorcada y nos dicen que fue suicidio. Nosotras creemos que fue la pareja”, comentó una de sus amigas cercanas, también huilense.
Sin respuestas claras
A la incertidumbre se suma el silencio de la mujer con la que convivía Luisa. “Ella no nos ha llamado, no ha dicho nada. No la conocemos. Solo sabemos que es de Cali”, señaló la progenitora. La familia y amigas exigen que las autoridades italianas profundicen en la investigación y no descarten otras hipótesis.
Actualmente, el cuerpo de Luisa Fernanda permanece en una morgue en Adria. Según informaron a su familia, solo tienen diez días para gestionar la repatriación, de lo contrario será sepultada en una fosa común. “Mi hija no era un animal para dejarla tirada. Merece estar en su tierra, tener una tumba donde llevarle flores y orar”, suplicó su madre. Sin recursos y con graves problemas de salud, doña Lucila pide ayuda para enviar a una de sus nietas a Italia y poder traer de regreso el cuerpo de Luisa. “Ella soñaba con volver. No así, no en un ataúd. Pero al menos quiero darle un adiós digno”, concluyó.




