En Pasto y sus alrededores, la ganadería bovina sigue siendo un eje central de la economía campesina y de la seguridad alimentaria. La diversidad de razas utilizadas en la región responde a un sistema de producción doble propósito, que combina la obtención de leche y carne para abastecer tanto al mercado local como regional.
Entre las razas más utilizadas se destacan:
Holstein: una de las principales razas lecheras, reconocida por su alta producción diaria de leche. Es común en las zonas de clima frío y se adapta bien a las praderas nariñenses.

Normando: raza de doble propósito muy apreciada en Pasto, ya que combina buena producción láctea con un rendimiento aceptable en carne.

Brahman y cruces cebuinos: empleados principalmente en el levante y ceba, gracias a su rusticidad y resistencia. Estos ejemplares son preferidos en las afueras de la ciudad, donde las condiciones climáticas son más variables.

Criollo colombiano y mestizos: aunque en menor escala, también están presentes en la región, aportando rusticidad y adaptabilidad al medio.

La combinación de estas razas permite a los ganaderos locales diversificar su producción y garantizar el abastecimiento. Mientras que el Holstein y el Normando son fundamentales para la industria láctea, el Brahman y sus cruces aportan a la producción cárnica.
“El ganado en Pasto es versátil: nos da leche, carne y sobre todo estabilidad económica a las familias rurales”, expresan representantes del sector ganadero.
El sistema de manejo incluye tanto explotaciones familiares como asociaciones que buscan mejorar la genética, la sanidad y la alimentación de los animales. Estas prácticas han contribuido a fortalecer la competitividad del sector ganadero de Nariño, que mantiene su prestigio en el sur del país.
De esta manera, la ganadería en Pasto no solo cumple un papel económico, sino que también refleja una tradición cultural que ha pasado de generación en generación, siendo clave en la identidad campesina de la región.




