El tifón Kalmaegi ha azotado el centro de Filipinas, dejando un rastro de destrucción y caos. Las intensas lluvias y fuertes vientos han provocado inundaciones generalizadas, destruyendo viviendas y aislando comunidades enteras.
Las autoridades han reportado al menos 114 muertos y 127 desaparecidos, mientras que cientos de miles de personas han sido evacuadas a refugios temporales. Los equipos de rescate y ayuda humanitaria trabajan arduamente para atender a los afectados y restablecer los servicios básicos.
La isla de Cebú ha sido una de las más afectadas, con pueblos enteros inundados y daños significativos en la infraestructura. El gobierno ha declarado el estado de calamidad nacional y ha movilizado a la Marina y al Ejército para apoyar las operaciones de rescate y ayuda.
El tifón Kalmaegi es uno de los más fuertes de la temporada, y los científicos advierten que las tormentas se están volviendo más intensas y frecuentes debido al cambio climático. La comunidad internacional ha expresado su solidaridad con Filipinas y ha ofrecido ayuda para superar esta crisis