Puede que no duela. Que no se note. Que un día simplemente te caigas y el golpe no sea el problema… sino la fractura. Así de silenciosa puede ser la osteoporosis: una enfermedad que debilita los huesos sin dar aviso.
Más común de lo que parece
A medida que envejecemos, el riesgo de pérdida ósea aumenta. Las mujeres después de la menopausia, las personas con antecedentes familiares de fracturas o quienes han tenido una alimentación baja en calcio y vitamina D, tienen más posibilidades de desarrollarla.
Pero no solo la edad o la genética juegan un rol. El sedentarismo, el tabaquismo, el alcohol en exceso y el bajo peso corporal también afectan directamente la salud de tus huesos.
Cuando el cáncer también toca el esqueleto
Si has pasado por un tratamiento contra el cáncer, es importante que prestes aún más atención. Terapias como la quimioterapia o la hormonoterapia (muy comunes en cáncer de mama o próstata) pueden acelerar la pérdida de masa ósea. Y cuando el cuerpo se debilita, incluso moverse cuesta… justo cuando más lo necesita.
El ejercicio es más que movimiento: es medicina para tus huesos
Levantarte, caminar, ejercitarte: son gestos cotidianos que, bien orientados, pueden hacer una gran diferencia. El ejercicio de fuerza, como levantar pesas o usar bandas elásticas, ayuda a mantener la densidad ósea. Actividades de impacto suave como bailar, caminar o subir escaleras también estimulan la fortaleza de tus huesos. Y como extra, mejoran tu equilibrio, reduciendo el riesgo de caídas.
No esperes una fractura para actuar
La buena noticia es que nunca es tarde para empezar. Revisar tus hábitos, mantenerte activo y consultar con profesionales puede cambiar tu historia ósea. Tus huesos te sostienen cada día. Es momento de devolverles el cuidado que merecen y protegete de la osteoporosis .




