Cali, 22 de agosto de 2025. La tarde del jueves quedó marcada por una explosión devastadora frente a la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez. Un camión tipo furgón, cargado de cilindros bomba, impactó con fuerza contra un taxi antes de detonar, cobrando al menos seis vidas y dejando más de 70 heridos.
El testimonio de Jorge Iván Velasco
Uno de los sobrevivientes es Jorge Iván Velasco, taxista de 37 años, quien había pasado años conduciendo ese vehículo para mantener a su esposa y sus padres. Cerca del mediodía, el camión lo embistió con violencia; Velasco alcanzó a bajarse para reclamar cuando sintió el golpe: “Yo estoy pasando el semáforo de ahí, de toda la portería de la base…Cuando siento que el camión me embistió, me arrolló… Por eso, estoy vivo”.
La explosión posterior lo lanzó al suelo con tal fuerza que sufrió lesiones en la pelvis y una mano. A pesar del dolor y el aturdimiento, recogió sus pertenencias, revivió la consciencia y buscó atención médica. “La verdad, agradecido con Dios… fue algo muy, muy, muy aterrador… Sentí el golpe en la pelvis, algo me penetró… Empecé a notar que estaba sangrando… volví al carro… saqué las llaves… y fui en busca de un puesto de salud”.
Contexto del atentado y consecuencias
La explosión ocurrió a las 2:50 p.m. en una avenida frente a la base aérea, sacudiendo vehículos, comercios y hogares en una zona densamente poblada. Autoridades confirmaron la existencia de un segundo camión con explosivos que no llegó a detonar, lo cual evitó una tragedia aún mayor.
Este ataque fue catalogado por el presidente Gustavo Petro como “una reacción terrorista” atribuida a disidencias de las FARC-EP, dentro de una estructura criminal conocida como la “junta del narcotráfico”. Además, se ofrecieron 400 millones de pesos como recompensa para quienes ayuden a capturar a los responsables.
La ciudad vive hoy una atmósfera tensa y atemorizada, con zonas residenciales devastadas, calles cerradas, vecinos desplazados y emergencia en el tejido social. Cali enfrenta uno de los ataques más graves de los últimos años y se ha convertido en símbolo del resurgir del terror armado en Colombia.




