Atlético Bucaramanga vivió una noche para el olvido en el estadio Pascual Guerrero, donde fue superado ampliamente por América de Cali y quedó eliminado de la Copa Colombia con un global de 2-1. El equipo dirigido por Leonel Álvarez, que había ganado el partido de ida por la mínima, mostró una versión sin ideas, sin carácter y completamente superada táctica y físicamente por un América que jugaba con técnico interino.
Desde el arranque, Bucaramanga fue un equipo confundido, que no supo manejar la ventaja conseguida en casa. Apenas a los 11 minutos, José García obligó a un autogol tras un remate desviado que abrió el marcador para América. La defensa auriverde, lenta en los cierres y desordenada en la marca, dejó pasar el vendaval rojo sin ofrecer resistencia. Lo peor vendría antes del descanso, con el segundo gol anotado por Andrés Mosquera Guardia al minuto 44, tras una pésima marca en un tiro de esquina.
La respuesta del Bucaramanga fue nula. La zona de volantes, con jugadores como Fabián Sambueza, José Górajá y Carlos de las Salas, no generó juego ni contención. Sambueza, lejos de ser el conductor que necesita el equipo, terminó expulsado al minuto 84, dejando a su equipo con diez y echando por tierra cualquier intento de reacción. La actitud del argentino fue una muestra del desespero colectivo que se apoderó del equipo santandereano.
La defensa tampoco estuvo a la altura. Carlos Henao recibió amarilla y tuvo un partido flojísimo, mientras que Kevin Londoño y Carlos Romaña se vieron superados constantemente por los extremos de América. El portero Aldair Quintana, aunque no tuvo responsabilidad directa en los goles, no logró transmitir seguridad a una zaga que se derrumbó en cada balón cruzado.
Los cambios realizados por Leonel Álvarez tampoco surtieron efecto. El ingreso de jugadores como Jhón Vásquez, Aldair Gutiérrez y Juan Camilo Mosquera Perlaza no cambió el rumbo del partido. Bucaramanga terminó jugando al pelotazo, sin una idea clara, con líneas rotas y con una actitud que rozó la apatía. Un equipo sin alma, muy lejos del orden y la solidez que pregona su entrenador.
La mala presentación en Cali agrava el presente del conjunto leopardo, que no solo pierde la oportunidad de seguir en la Copa Colombia, sino que genera serias dudas sobre el proyecto de Leonel Álvarez. Su equipo no mostró variantes tácticas, fue superado en intensidad, y pareció no tener un plan B cuando América se fue encima. El técnico, que llegó con el cartel de disciplinador, no ha logrado imprimirle un sello claro al equipo.
Con esta eliminación, Bucaramanga queda fuera de un torneo que representaba una vía alterna para aspirar a un cupo internacional. La imagen dejada en el Pascual fue la de un equipo sin ambición, sin jerarquía y sin respuestas. Mientras América celebra con un técnico interino, Bucaramanga se va por la puerta de atrás, cargando la frustración de una oportunidad desperdiciada y un fracaso que recae de lleno sobre Leonel Álvarez y su cuerpo técnico.
